domingo, 29 de junio de 2014

Hellfest 2014, Viernes 20

Otra nueva experiencia estaba a punto de comenzar, otro de los principales festivales de Europa del cual había oído maravillas. Sin embargo, tal imagen la perdí enseguida, y es que la masificación de gente y las continuas colas para absolutamente todo, hicieron que no disfrutase plenamente del mismo. Aun así, allí estábamos y queríamos disfrutar del gran cartel que nos ofrecía la edición de este año. 

Tras descansar ligeramente en el ruidoso camping, el viernes amanecía con un cielo despejado y precioso. Tenía ganas de ver a Mars Red Sky tras no haber podido ir finalmente a su fecha de Santander en su reciente gira por España. Sin embargo, enseguida me di cuenta de que iba a ser imposible, la cola de entrada era algo inimaginable. Para colmo, el sol pegaba con justicia y no había ninguna sombra donde poder resguardarse un poco.

Tras hora y media de cola, sí, habéis leído bien, logré entrar al recinto del festival. Un recinto que ya contaba con muchísima gente dentro, eran las 11 de la mañana, y cuyo suelo me dejo impactado, era de tierra. Evidentemente, el concierto de los franceses ya era historia, por lo que me di una vuelta para familiarizarme con el recinto. Pude ver que las colas iban a ser la tónica general en el festival, colas para cambiar dinero por monedas del festival, colas en los bares, colas en los lavabos, colas en los servicios y colas para el merchandising. De hecho, los puestos de merchandising oficial fueron prácticamente inaccesibles hasta el último día, cuando lógicamente apenas quedaban cosas ya.

SATAN
Tras una primera quedada con unos cuantos amigos, nos dispusimos a presenciar nuestro primer concierto del festival. Los ingleses Satan salían a escena en el Mainstage 1, el escenario principal.

No había tenido oportunidad de escuchar antes a dicha banda, pero desde un primer momento se vio que era heavy clásico del de toda la vida, NWOBHM en todo su esplendor. En principio parecía un buen atractivo, pero no pude conectar en ningún momento. El sonido no era el mejor, al cantante le vi especialmente flojo y la banda transmitía muy poca cosa. Los temas en sí tampoco decían nada del otro mundo y, a pesar de que varios de ellos tenían estribillos pegadizos, seguían una formula demasiado parecida y repetitiva.

Les haré algo más de caso en estudio, pero la impresión fue la de una banda del montón.

ROYAL THUNDER
Nos acercamos poco después al escenario denominado Valley, que al igual que el Altar y el Temple, tienen la peculiaridad de ser carpas cubiertas, donde se puede disfrutar de una buena sombra, pero donde hay ciertos problemas de visión y donde el sonido en ocasiones retumbaba demasiado.

Allí se presentaba la banda americana liderada por la cantante y bajista Miny Parsonz. Tenía bastantes ganas de verlos, puesto que lo que había escuchado en estudio me había gustado bastante, sobre todo la fabulosa voz de la atractiva cantante.


Con un segundo guitarra en sus filas comenzaron a desplegar su potente propuesta, con un sonido aplastante y con una voz realmente cautivadora. Repasaron temas de su único disco hasta la fecha “CVI”, y presentaron varios cortes nuevos que se incluirán en su siguiente álbum.

La diferencia entre las canciones, con varias demasiado largas y pesadas, y otras más amenas, hizo que el bolo resultase algo irregular, pero, en general, fue muy disfrutable. Por poner algún pero, destacar la poca movilidad de todos los integrantes del grupo, un detalle que hace que la banda no llegue a transmitirte toda su energía.

THERAPY?
Con un buen sabor de boca, nos dirigimos de nuevo al Mainstage 1 para presenciar la actuación de Therapy? Grupo que nunca me ha llegado a gustar demasiado, pero que sí tiene algún que otro tema disfrutable.

La banda de Irlanda del Norte hizo un recorrido casi integro de su disco más característico, “Troublegum”. Sin embargo, no logré conectar en ningún momento, dejando por momentos de hacer caso al escenario y optando por departir tranquilamente con amigos que hacía tiempo no veía.

Cuando parecía que el concierto iba a llegar a su fin, nos sorprendieron con un buen cover del Breaking the Law de Judas Priest, el cual fue fantásticamente continuado por su gran hit, Nowhere, con el que dieron por finalizado el show. Sin duda, ese tramo final fue lo único que puedo destacar de su actuación.

KADAVAR
Deshicimos el camino andado y nos acercamos de nuevo al Valley, donde los alemanes Kadavar se disponían a poner patas arriba aquello.

Tuve la oportunidad de verlos el año pasado en San Sebastián durante su gira española, y si ya me gustaron mucho aquella vez, en esta ocasión lo superaron con creces.

Con un sonido pesado y contundente que recuerda mucho a Black Sabbath, comenzaron el concierto con Liquid Dream, tema de su último disco “Abra Kadavar”. Disco bastante inferior al debut pero cuyos temas ganaron mucho en directo. El cantante y guitarrista, Christoph Lindemann, estuvo genial tanto a la voz como a la guitarra, y mucho más comunicativo que el año pasado.


Temas como All of Our Thoughts, Goddess of Dawn o una inolvidable Black Sun hicieron las delicias de un público que miraba embobado el escenario y que disfrutaba del que sería uno de los mejores conciertos del festival. Cabe destacar la exhibición del gigantesco batería, Christoph Bartelt, que no paró un solo instante de golpear ferozmente su instrumento.

Con Creature of Demon, de su fantástico álbum debut, cerraron un concierto soberbio que a todos nos supo a demasiado poco. Esperemos que vuelvan de gira, porque la banda es un seguro en directo.

ROB ZOMBIE
Hasta la actuación de Iron Maiden no tenía ningún grupo al que desease ver, por lo que me acerqué hasta el escenario principal para intentar coger un buen sitio. Sin embargo, y a pesar de quedar unas cuantas horas hasta el inicio de ese concierto, la marabunta de gente era asombrosa. Poco a poco, y metiéndome como podía entre la gente pude avanzar hasta una valla que habían colocado y que separaba cual Zona Premium la parte delantera del escenario de lo demás. Un sin sentido que no se repitió ningún día más.

Una vez en la valla, comenzó el concierto de Rob Zombie, el cual nunca me ha gustado y que desde luego no hizo nada positivo para cambiarlo. El bolo me pareció pesado y anodino, con numerosas pausas y bobadas que convertían aquello en una atracción circense más que en un concierto de rock.

Hacía el final del concierto, se animó con Am I Evil?, de Diamond Head y con extractos de Enter Sandman y School’s Out durante la cover de White Zombie, Thunder Kiss ’65, pero ni aún así despertó un mínimo de interés en mi.

IRON MAIDEN
Tras esta agonía, Sepultura hizo lo propio en el Mainstage 2, escenario secundario situado a la derecha del principal y cuyo sonido se comunica entre ambos. Sin hacerle ningún tipo de caso, pasamos el rato charlando hasta que comenzó a sonar el ya habitual Doctor Doctor de UFO, que usa la banda inglesa para comenzar sus shows.

Tras un video de introducción con música épica y un bonito video en la pantalla, comenzó a sonar la famosa intro que abría el séptimo disco en estudio de la doncella: “Seven deadly sins, seven ways to win…”

Ipso facto, la banda aparecía en escena y Moonchild desataba a un público que esperaba ese momento desde primera hora de la mañana. Al igual que en todos los conciertos de una gira que dura ya 3 años, la decoración del escenario es fiel al disco cuya gira están rememorando, “Seventh Son of a Seventh Son”. Con una larga y elevada pasarela por la que Bruce Dickinson no dejó de correr y saltar.

Tras haberles visto hace apenas unas semanas en Barakaldo, sabía perfectamente que la banda seguía a un gran nivel, que Dickinson estaba mejor si cabe que el año pasado y que el show iba a seguir el mismo patrón que el año anterior, únicamente con 3 ligeros cambios en el setlist.

Así, Can I Play with Madness, The Prisoner y 2 Minutes to Midnight dieron paso al primer cambio significativo, una magistral Revelations que hizo las delicias de un publico francés al que Bruce había conquistado informando repetidamente del marcador del partido de futbol de la selección francesa. Sin duda, este tema fue de lo mejor de todo un concierto que transcurrió de manera muy correcta, a pesar de ciertos desajustes de sonido en alguna que otra canción.

Clásicos como The Trooper, la inconfundible The Number of the Beast, la épica Phantom of the Opera o la divertida Run to the Hills se fueron sucediendo uno tras otro, con continuos cambios en el telar de fondo y con diversos Eddies que iban haciendo aparición en escena. Una celebradísima Wasted Years fue el preludio del mejor tema del concierto, que al igual que el año pasado, fue Seventh Son of a Seventh Son. Con el Eddie profeta gigante, con Michael Kenney tras el órgano, con un público atrapado por la parte central de la canción y con un juego de luces y explosiones final realmente increíble.


Pero no todo era de color de rosa, a continuación, omitieron otra novedad como Wrathchild para tocar un Fear of the Dark que nunca adquirió menos sentido. Todavía era de día. Sigo sin entender porque Harris se empeña en realizar los conciertos tan temprano, pero se está cargando la magia de numerosas canciones con ello. Aún así, como siempre, el público disfrutó y coreó el tema, para terminar de desatarse con un Iron Maiden que supuso la retirada de la banda del escenario.

Como es habitual en los cabezas de cartel, volvieron a salir para hacer los bises bajo el famoso discurso de Churchill. Rápidamente sonaron los primeros acordes de un Aces High en la que Bruce sufre mucho, pero que defendió mejor de lo esperado. Le siguió el fantástico The Evil that Men Do, para cerrar con un alargadísimo y novedoso Sanctuary, donde contaron con la ayuda de todo el público francés, exultante tras conocer la abultada victoria de su selección.

La banda se retiraba definitivamente entre vítores y aplausos, y no es para menos, pocas bandas son un seguro mayor que Iron Maiden en directo. Up the Irons!!!

ELECTRIC WIZARD
El temprano concierto de los ingleses dejaba todavía bastantes conciertos por delante, pero ninguno de ellos me atraía especialmente. Varios amigos querían ver a Electric Wizard, por lo que les acompañe al Valley para ver que podían ofrecernos los ingleses.

El escenario estaba abarrotado cuando comenzaron a sonar potentes líneas de bajo que dejaron claro que aquello era Doom con todas las letras. Un sonido pesado y machacón que se alargó hasta que comenzó el tema en sí, pero que fue la tónica general de todo el concierto.

Este sonido nunca me ha llegado atrapar y se me suele hacer demasiado monótono y aburrido, pero la verdad es que el concierto me gustó bastante y me metí de lleno. Varias pantallas con imágenes y secuencias bastante psicodélicas ayudaban a dejarte hipnotizado por el sonido y la propuesta, que poco tenía que ver con la alegría y dinamismo de la banda anterior. Si que es verdad que la base de los temas se me hacía bastante repetitiva, pero aquello sonaba como un cañón.


Una vez llegado a su hora límite y viendo las caras de entusiasmo de la gente, la banda decidió continuar y alargó el concierto hasta en 15 minutos, los cuales fueron bienvenidos por toda la parroquia. Desde luego, y sin ser ni un experto ni un amante de la materia, reconozco que el bolo fue de un nivel altísimo. Así lo corroboraron los verdaderos fans de la banda.




Ya muy cansado y bastante harto de la masificación, del polvo y del comportamiento agresivo del público francés, decidí retirarme tras ver apenas 5 minutos de la actuación de los noruegos Kvelertak. El primer día había terminado y la organización del festival había fracasado rotundamente, sin embargo, el bagaje musical no había sido del todo malo. Y todavía quedaba lo mejor por delante…


No hay comentarios:

Publicar un comentario