lunes, 30 de junio de 2014

Hellfest 2014, Domingo 22

Un cielo algo más nublado que los días anteriores nos daba la bienvenida al último día del festival. Bastante cansado, pero muy contento tras el conciertazo de Aerosmith, me dirigía por última vez al recinto del festival para comenzar una jornada marcada por las bandas pequeñas de primera hora de la mañana.

YEAR OF THE GOAT
Poca gente había dentro cuando me acerqué al Mainstage 2, donde los suecos Year of the Goat ya estaban haciendo pruebas de sonido. A las 10:30 clavadas comenzaban un show al que bastante más gente de la esperada se había acercado.

Lo poco que había escuchado de ellos en estudio me había gustado y en directo no fueron menos, si bien es cierto que la fórmula de las canciones se me hizo un poco repetitiva. Quizás un show más largo se hubiese hecho pesado, pero esa media hora estuvo realmente bien. 

Basaron el concierto en las canciones de su disco “Angel’s Necropolis”, con un heavy metal con toques progresivos bastante ameno y digerible. También tuvimos ocasión de escuchar un par de cortes de su próximo álbum, el cual no tendré ninguna duda en escuchar.

BLUES PILLS
Moviéndonos apenas unos metros teníamos a otra banda sueca que está subiendo como la espuma en el último año, Blues Pills. La banda liderada por la preciosa cantante Elin Larsson tuvo que cancelar parte de su gira española, por lo que tenía muchas ganas de verlos en directo tras haberme quedado con la miel en los labios de su show en Erandio.

Repasando temas de sus dos EPs hasta la fecha, comprobamos que la voz de Elin es igual de potente que en directo. Sin embargo, me quedó bastante claro que el lugar de esta banda está en salas donde pueden crear atmosferas increíbles y se pueden explayar y extender los temas sin tener que estar pendientes de cumplir un horario estricto y reducido. Al joven guitarrista Dorian Sorriaux se le vieron maneras, pero se le notó muy comedido y sin poder desplegar todo su talento.


Sin duda, la canción del concierto fue la poderosa Devil Man, donde la cantante alucinó con la respuesta del público, que cantó el tema cual hit de una banda histórica. Remarcar también la buena labor de la base rítmica de la banda, ambos antiguos miembros de Radio Moscow.

Con la edición de su primer LP en próximas fechas, espero que comiencen una nueva gira de presentación y nos devuelvan los shows “robados” por nuestras tierras. Qué duda cabe que mi presencia estaría confirmada al 100%.

SCORPION CHILD
Sin descanso alguno, le tocaba el turno a los estadounidenses Scorpion Child. La banda de Austin, con un sonido hard rockera con sabor añejo, había publicado un álbum debut extraordinario, por lo que esperaba este show como agua de mayo.

El concierto cumplió las expectativas con creces, resultando adictivo y sonando muy conjuntados para su poca experiencia. Mención especial al vocalista Aryn Jonathan Black, cuya genial voz le da un plus extra a esos grandes temas. El guitarrista Christopher Jay Cowart también estuvo incommensurable, ataviado con una indumentaria vaquera muy propia de su tierra.


Repasaron, obviamente, el material de su disco debut, destacando temas como Liquor o la fantástica y pegadiza Polygon of Eyes, con la que cerraron un concierto que me supo a muy poco. Al igual que con el grupo anterior, deseando que vengan de gira a salas y con un show propio. Desde luego, esta banda promete.

ZODIAC
Tras un pequeño descanso puse rumbo al Valley para coger sitio en primera fila, uno de los conciertos que más ganas tenía de ver estaba a punto de comenzar. Los alemanes Zodiac me tenían encandilados tras la edición de “A Hiding Place”, uno de los mejores discos que he escuchado en los últimos tiempos.

Con la canción que da título a su primer álbum, “A Bit of Devil”, daban por comenzado un show donde el fuerte sonido de la batería, que hacía retumbar las tablas del escenario, estuvo a punto de hacerme retroceder varios metros. Gracias a Dios no lo hice, porque con los primeros acordes de Free, mi tema favorito de la banda, disfruté como en pocos momentos en todo el festival. El frontman Nick Van Delft, que estuvo impecable tanto a la voz como a la guitarra, se percató de ello y esbozó una sonrisa que no quitó hasta el final del bolo. Dudo que el mismo imaginase tan buena acogida por parte del público.


Antes de otro tema del debut, Diamond Shoes, nos deleitaron con otra representación espectacular, el cover de Neil Young, Cortez the Killer. Ese blues-rock con toques hard estaba conquistando a un Valley más habituado a sonidos más pesados y contundentes.


Y terminaron de conquistar a todo el mundo con un Coming Home final, alargado durante casi veinte minutos, y donde la banda pudo recrearse y deleitarnos con su buen gusto. El show se hizo corto y numerosos grandes temas de su disco habían quedado en el tintero, sin embargo, la sensación general era de haber disfrutado de un conciertazo.

LOWRIDER
Un pequeño descanso para reponer fuerzas y nos encontrábamos de nuevo en el escenario anterior para ver a los suecos Lowrider. Una banda con un único disco, “Ode to Io”, editado en el año 2000 y que se habían reunido de nuevo el año pasado para un único concierto en el Deserfest de Berlín. Era pues una ocasión única para ver que nos podían ofrecer en directo.

En cuanto salieron a escena, comprobé que la imagen no era la esperada para una banda de stoner, pero tras escuchar la primera canción me conquistaron. A pesar de la pesadez de este tipo de música, los temas eran melódicos y el cantante Peder Bergstrand imprimía un sonido vocal muy elegante y que les desmarca de todas las bandas estándar.


Repasaron el material de su único disco e introdujeron algún que otro tema que me imagino será de nueva cosecha. Un amigo comentó que la banda actual del cantante tiene un aire bastante popero, y realmente le pega tanto por imagen como por su forma de cantar. Aún así, espero que este material salga a la luz como un nuevo disco o EP bajo el nombre de Lowrider, me lo compraría con los ojos cerrados. Me encantaron.

MAD SIN
Con todo el cansancio acumulado de los días anteriores, y sin gran interés en las bandas siguientes, me pasé buena parte de la tarde charlando y reponiendo fuerzas junto a unos amigos. Dos de ellos propusieron el acercarse a ver a Mad Sin al Warzone, y ya que tenía fuerzas de nuevo y no había visitado tal escenario, me dirigí allí sin dudarlo.

Un gran escenario apartado de todos los demás y situado a los pies de una cuesta que permitía ver cómodamente desde cualquier posición presentaba a una banda alemana de psychobilly, donde destaca sobremanera el gigantesco Koefte deVille.

A pesar de su tamaño y obesidad, el frontman salió dispuesto a hacer moverse a la gente, sin parar de jalear y arengar a un público que abarrotaba el escenario. Para nada es un estilo que pegue con mis gustos, pero es cierto que era divertido a más no poder y se veía que la banda disfrutaba igual o más que la gente.

Tras varios temas, donde hicieron uso hasta de un contrabajo, pude vivir el primer momento manguera de todo el festival, cosa que agradecí un montón, pero que no llegué a entender porque no había llegado en jornadas anteriores. Las polvaredas se hubiesen evitado o al menos reducido considerablemente.

Poco antes de acabar, y con el fin de evitar un colapso de gente, decidí acercarme al Valley de nuevo, pero con una buena sensación con respecto a la banda alemana.

DOZER
El último bolo que vería en dicho escenario sería otra banda sueca de stoner, Dozer.

A diferencia de Lowrider, éstos sí que seguían los cánones del estilo, y sonaron muy potentes y pesados. La voz del cantante y guitarrista, Fredrik Nordin, era de mi agrado, detalle que suele tirarme para atrás en muchas bandas del estilo. La imagen por el contrario, era más cercana a un grupo de rap que a uno rockero.


Repasando varios temas de su disco, “Call It Conspiracy”, avanzaban con un show que sonó de manera genial y del que la gente parecía disfrutar mucho. A mí, sin embargo, aún gustándome lo que oía, se me hizo bastante plano y monótono. No diría anodino, pero sí que los temas sonaban muy parecidos entre sí y seguían formulas muy similares. Con el tema Rising, del disco anteriormente mencionado, cerraron su actuación y con ella mi presencia en el Valley llegaba a su fin.

SOUNDGARDEN
Suave suave nos dirigimos hacía el escenario principal con el objetivo de coger un buen sitio para el concierto de Black Sabbath. Tras haber visto en primer plano a Geezer Butler en el Sweden Rock Festival, opté por situarme en la parte derecha y poder tener más cerca a un Tony Iommi que es posible que se encontrase ante uno de sus últimos conciertos.

Antes tendríamos que aguantar el concierto de Soundgarden, y digo aguantar, porque aparte de no gustarme demasiado la banda, dieron un concierto apático, sin ganas y con un Chris Cornell en un nivel bastante pobre. Ni siquiera temas conocidos como Spoonman o Black Hole Sun pudieron ser disfrutados lo más mínimo. El hecho de que mucha gente se sentase en el suelo, entre los que me incluyo, refleja claramente lo ofrecido por la banda de Seattle.

BLACK SABBATH
Tras esperar en el escenario con Emperor sonando de fondo, llegaba la hora de volver a repetir experiencia con la legendaria banda de Birmingham. El bolo que había presenciado unas semanas antes había dejado el pabellón muy alto, y si bien el concierto de Clisson volvió a ser bueno, no llegó a tales cotas.

Con todo el festival a oscuras, los primeros acordes de War Pigs volvieron loca a la gente, que no paro de hacer crowdsurfing en todo el concierto y se empeñaron en intentar joder el concierto a  los demás. Para colmo, la tontería de Ozzy con el “cucú” fue tomada a risa y en cada puto tema no dejaron de repetirlo.

En cuanto al concierto, siguió los derroteros de lo que vienen haciendo en esta gira, con un Tony espectacular, una base rítmica muy sobria y un Ozzy en un estado bastante aceptable, pero que acabó el concierto bastante bajo de fuerzas.

Así, Into the Void, Snowblind y Age of Reason dieron paso a una descomunal Black Sabbath, donde la gente que se estrenaba con la banda literalmente alucinó. Behind the Wall of Sleep y una fantástica N.I.B. fueron el preludio de una Fairies Wear Boots tras la que llegó el largo solo de batería de Tommy Clufetos. Enlazaron el final del mismo con una coreada Iron man, para posteriormente desplegar una correcta, pero excesivamente larga, God is Dead?


De nuevo el tema del concierto volvió a ser un Children of the Grave que supuso la explosión definitiva del público. Con saltos, empujones y gritos que hicieron a más de uno acabar en el suelo. La banda se retiró entonces entre continuos aplausos y vítores.

Un pequeño extracto de Sabbath Bloody Sabbath les devolvía a escena (¿tanto les costaría tocarla entera?), donde dieron por cerrado el show con un Paranoid tan electrizante como peligroso entre el público, y donde Ozzy dio muestras de debilidad.

La banda se despedía de Clisson y quién sabe si definitivamente para todos los allí presentes que no repitiesen experiencia en sus próximos 4 shows. Esperemos que no sea así y podamos volver a disfrutar de una gira más. Sea como fuere, los dos conciertos vividos este año no se me olvidarán jamás.

TURBONEGRO
Pocas ganas quedaban ya de escuchar algún grupo más, y para colmo, la intentona de entrar al Altar para ver a Opeth fue inútil ante el gentío allí congregado. Optamos, por tanto, por acercarnos a un Warzone abarrotado donde los noruegos Turbonegro servirían de cierre para esta edición del Hellfest.

Sin ser demasiado fan de este tipo de música, he de reconocer que cada vez la disfruto más en directo, y el concierto me pareció cojonudo, y más para fin de fiesta. Destacar sobre ningún otro tema el clásico Get It On, y los bises donde se marcaron un cover del Money for Nothing de Dire Straits y un I Got Erection final con la colaboración de un Nick Oliveri que recibió la ovación del público.




De esta manera daba por concluida mi experiencia en el festival francés. Una experiencia marcada por la mala organización, el polvo y la excesiva masificación. Remarcar como positivo, las buenas actuaciones de Status Quo, Zodiac, Lowrider, Kadavar, Scorpion Child, Walking Papers..., el placer de volver a disfrutar de dos mitos como Iron Maiden y Black Sabbath, y, por supuesto, el magistral concierto de Aerosmith. Sin duda, lo mejor del agotador fin de semana. DREAM ON!!! 



Hellfest 2014, Sábado 21

Le tocaba el turno al mejor día del festival para mi gusto, repleto de grupos de hard rock y con la actuación final de la banda que más ganas tenía de ver en esta edición, Aerosmith. Me dirigí pronto hacia la entrada del recinto puesto que no quería volver a tragarme una cola como el día anterior. Sin embargo, y a pesar de haber sold out igualmente, se estuvo más cómodo dentro del recinto y no hubo que esperar casi nada para entrar al mismo.

LEZ ZEPPELIN
La primera banda que veríamos sería una banda femenina de versiones de la legendaria banda inglesa, Led Zeppelin. Tenía bastante expectación puesto que se trata de una de mis bandas favoritas y a la que tristemente no veré nunca en concierto.

Cuatro atractivas mujeres salieron a escena para atacar los primeros acordes de Inmigrant Song, una propuesta atrevida que ya me dio señales de lo que íbamos a ver. La banda no daba la talla y la cantante era muy muy floja.

Para colmo, la elección del setlist fue totalmente surrealista, marcándose un Dazed and Confused bastante pobre, pero que duró cerca de 15 minutos. La guitarrista hizo uso del arco de violín, imitando a un Jimmy Page que espero no estuviese entre el público.

Sin apenas ya tiempo debido al alargado tema, finalizaron con versiones muy descafeinadas de Rock and Roll y Black Dog, dejándonos un regusto muy amargo. No llegaba a entender como una banda tan limitada tenía la oportunidad de tocar en el escenario principal de un festival de esta magnitud.

MOS GENERATOR
Esperando ver algo más digno pusimos pie hacía el Valley, donde les tocaba el turno a los estadounidenses Mos Generator.

El concierto me gustó mucho, de lo mejor que vería en ese escenario sin duda, y es que ese stoner rock con ciertos toques hard, donde destaca la voz de Tony Reed, es el stoner que me gusta. Voz que en muchas ocasiones me recordaba al cantante de Hogjaw.


Haciendo un repaso a su ya extensa discografía, nos hicieron disfrutar y quitarnos el sinsabor que nos había dejado la banda anterior. Tocaron varios temas de su último trabajo, destacando el tema que da título al disco, Electric Mountain Majesty.

Con This is the Gift of Nature daban por concluido un gran show, que al igual que muchos otros se nos hizo especialmente corto. La verdad es que no sé hasta qué punto es positivo llevar 160 bandas a un festival cuando solo los cabezas de cartel disponen de tiempo para realizar su set completo.

SKID ROW
Raudo y veloz deshice el camino andado y me presenté de nuevo en el Mainstage 1, donde una banda muy esperada nos esperaba, Skid Row. No había podido asistir a su gira en compañía de Buckcherry por nuestro país, pero aquí tendría la oportunidad de ver a ambas bandas de manera también consecutiva.

Con el carismático Sebastian Bach fuera de la banda desde hace muchos años, recaería sobre Johny Solinger la difícil tarea de defender los clásicos de la banda estadounidense. Y sinceramente, creo que no cumplió el expediente y se le quedó bastante grande dicho papel.

Tras empezar el concierto con Let’s Go, de su EP lanzado el año pasado, optaron por tirar de viejos clásicos del grupo. Así, Big Guns, Piece of Me y 18 and Life representaron al magnífico álbum debut de la banda, para continuar con Riot Act, de su legendario “Slave to the Grind”.

Y si la banda no llegaba a transmitir lo esperado, el mal sonido terminó por arruinar un concierto muy esperado por mi parte. Ni siquiera la tralla final con Monkey Business, Get the Fuck Out y Slave to the Grind hizo que me animase. Y solo con un coreado Youth Gone Wild, mi canción favorita de la banda y con la que cerraron el bolo, logré disfrutar un poco.

BUCKCHERRY
Le tocaba el turno en el Mainstage 2 a sus compañeros de gira, los también estadounidenses Buckcherry. Nos desplazamos apenas unos metros hacía la izquierda para ver si con esta banda teníamos un poco más de suerte. Y gracias a Dios, la tuvimos.

El a veces discutido Josh Todd salió al escenario con ganas de comerse el mundo, sin parar de moverse, de saltar y de jalear al público. Para colmo, optaron por comenzar el concierto con uno de sus mejores temas, sino el mejor, Lit Up.

Poco o nada tenía que ver con el concierto de Skid Row, el sonido era realmente bueno, la banda tenía una actitud muy buena y el frontman le daba sopas con honda a Solinger.

Haciendo un repaso de todos sus discos y con alguna sorpresa como un breve fragmento del Big Balls de AC/DC, fue transcurriendo un concierto que nos hizo disfrutar y bailar mucho. No esperaba que la banda me fuese a gustar tanto en directo y me sorprendieron muy gratamente. Con la clásica Crazy Bitch cerraban un concierto muy bueno y divertido.

WALKING PAPERS
De nuevo unos pocos metros a la derecha y aparecía justo delante nuestro el señor Duff McKagan, el legendario bajista de Guns n’ Roses que venía con su banda actual para demostrar que tiene muchas cosas que decir todavía en esto de la música.


Sin embargo, y a pesar del buen hacer de Duff, el gran protagonista del concierto fue el cantante y guitarrista Jeff Angell. Un frontman como la copa de un pino, con una personalidad única y muy marcada, una forma de cantar y tocar exquisitas y un saber estar digno de los más grandes. Me dejó totalmente maravillado.


Fueron repasando las canciones de su único disco hasta la fecha, a la vez que presentaban temas de su próximo material. Con un estilo a medio camino entre el blues y el hard rock, no llegaba a convencerme del todo en  estudio, pero en directo me pareció muy bueno y de muy buen gusto. Con canciones sentidas, coreables y donde la banda sonó muy conjuntada.

Tanto Jeff como Duff hicieron uso de la larga pasarela que había colocado la organización ese día, llegando incluso el primero a bajar al público (lástima que bajo al lado contrario a donde nos encontrábamos) para cantar rodeado de gente que estaba encantada con la actuación de los americanos. Grandísimo concierto que hará que les preste mayor atención en disco.

EXTREME
Viendo la disposición de la pasarela y la buena posición en la que me encontraba, tomé la decisión de quedarme allí para tener un buen sitio en el concierto de Aerosmith. Una decisión que estuve a punto de pagar caro a nivel físico y que tuvo el peaje de perderse los conciertos de Clutch y Monster Magnet (ambos resultaron ser muy buenos), pero de la que no me arrepiento lo más mínimo.

Con la botella llena de agua y bastante embutido en la mochila para ir aguantando bien, esperé al sol junto a la valla hasta la actuación de Extreme. Una banda cuya gira continuaría por nuestro país ejecutando íntegramente su disco más clásico, “Pornograffitti”. Sin embargo, el limitado tiempo del que disponían en el festival, hizo que el show fuese más variado y repasase canciones de toda su carrera.

Decadence Dance fue la encargada de abrir el repertorio, con un Nuno Bettencourt que estuvo, como siempre, impecable a las seis cuerdas y un Gary Cherone muy activo, que no paro de correr y saltar, pero que estuvo un poco flojo de voz. El sonido, como en bolos anteriores, volvió a no estar a la altura, desluciendo varios temas.

Canciones como Comfortably Dumb o It (‘s a Monster) se iban sucediendo, pero la banda no lograba que conectase plenamente. Llegaba el turno de su gran hit, More Than Words, donde Nuno cogió la guitarra acústica y junto con Gary se sentaron en sendas sillas al borde del escenario. La canción, inesperadamente, sonó muy deslucida y a pesar de la continua colaboración del público resultó ser una tremenda decepción.

Continuaron con varios temas más para concluir con Get the Funk Out un concierto que no me dijo gran cosa y que provocó mi decisión de no asistir a su concierto de la gira española.

STATUS QUO
Tras presenciar por las pantallas uno de los mayores “Wall of Death” que he visto en mi vida, durante la actuación de Dagoba, llegaba la hora de una banda clásica donde las haya, los ingleses Status Quo.

Muchos suelen tildar sus conciertos de verbeneros, pero la verdad es que el concierto resultó ser muy divertido, bailable, coreable y sin duda alguna, uno de los mejores del festival. Caroline, Paper Plane o Rock n’ Roll You sonaban estupendamente y hacían las delicias de un público francés que no quitaba la sonrisa de su boca.

No faltaron, por supuesto, clásicos como What You’re Proposing, Big Fat Mama o la archiconocida In the Army Now. El frontman Francis Rossi parecía estar viviendo una segunda juventud, sin parar de moverse y sonreír, y bien secundado por Rick Parfitt y un John Edwards especialmente comunicativo.

El concierto, que fue de un nivel muy alto, terminó de estallar con la traca final donde sonaron la famosa Whatever You Want y la clásica versión de John Fogerty, Rockin´All Over the World, donde el público coreo el estribillo hasta la saciedad y que supuso un final de fiesta inmejorable. La gente seguirá diciendo que es una verbena, pero bienvenida sea. Muy grandes.

SOULFLY
Un incomprensible cambio en la programación por parte de la organización, hizo que Soulfly tomase el puesto de Deep Purple en el Mainstage 1. De tal modo, y tras llevar horas agarrado a la valla lateral, tuvimos que tragarnos un concierto que siguió al pie de la letra el nombre del festival, aquello fue un verdadero infierno.

La banda brasileña encabezada por Max Cavalera salió dispuesta a liarla y a crear un ambiente que ninguno de los que poblábamos las primeras filas deseábamos. Max pedía continuamente la confección de “Circle Pits” y los franceses acataron órdenes, levantando una polvareda tremenda que provocó tosidos y que la gente tuviera que taparse la boca y la nariz con cualquier prenda. Para colmo, el crowdsurfing volvió a hacer acto de presencia y fue una constante durante el interminable show, que para colmo fue horrible.

DEEP PURPLE
Gracias a Dios, lo que parecía que no iba a acabar nunca llegó a su fin. Y tocaba ahora presenciar el concierto de Deep Purple desde la lejanía y haciendo uso de la pantalla situada entre los escenarios principales. Me dolió no poder ver de cerca a mi banda favorita, pero tras haberles visto el año pasado en Hoyos del Espino, las preferencias eran otras.

La banda salió a escena y pude comprobar que Ian Gillan sigue en sus trece de querer hundir la imagen de la banda, con unas gafas de sol rosas típicas de fiestas de barrio y con una camiseta sin mangas que invitaba a pensar que acababa de venir de Torrevieja. Para colmo, si a nivel vocal ya le vi muy flojo el año pasado, en esta ocasión estuvo aún peor.

La banda, por el contrario, sigue sonando muy engrasada, con un Don Airey que hace no echar de menos al malogrado Jon Lord y un Steve Morse ya asentado en la banda y con un estilo muy diferente al de Ritchie Blackmore, pero también muy válido. La base rítmica compuesta por Ian Paice y Roger Glover, se mantuvo sobria y potente como lo han hecho durante toda su larga trayectoria.

El acortado set solo tuvo representación de su último disco en Après Vous, encargada de abrir el concierto, y Uncommon Man, ciñéndose la banda en deleitar al personal con sus clásicos de toda la vida. No faltaron Into the Fire, Hard Lovin’ Man, la elegante Strange Kind of Woman, un Lazy con una magnifica intro a cargo de Don Airey, un majestuoso e hipnótico Perfect Strangers, una divertida Space Truckin’ y un aclamado y coreado Smoke on the Water, que sonó mucho más potente que en su versión en estudio.

Con un pequeño extracto del Green Onions, dieron paso al mítico Hush de Billy Joe Royal y a un Black Night final tan divertido como siempre y que contó con un buen solo de bajo por parte de Roger Glover. Hubo gente que se quejó de los diversos solos, pero señores, esto es Deep Purple y los solos han sido siempre santo y seña de la banda. Una banda que sigue a gran nivel musicalmente, pero a la que Gillan está condenando y manchando su imagen.

AEROSMITH
Ahora sí, llegaba el ansiado momento. La actuación más esperada del fin de semana. La banda liderada por los Toxic Twins estaba a punto de volarnos la cabeza a base de trallazos de buen hard rock. Yo me había quedado ya sin agua y estaba tremendamente agotado, pero no podía abandonar llegado ese momento.

Las luces enfocaron un escenario con una pantalla gigante y donde la banda aparecía repentinamente a ritmo de Back in the Saddle. Un tema que no me esperaba en absoluto y que hizo que botase y cantase sin parar. Para colmo, y como había previsto, Steven Tyler hizo uso de la pasarela y se pasó gran parte del concierto a escasos centímetros de mi persona.


Otro tema inesperado como la versión del Train Kept A-Rollin’ de Tiny Bradshaw desató a un público que abarrotaba el escenario principal y que se volvió loco cuando comenzó a sonar Eat the Rich. Love in an Elevator y Oh Yeah, de su último disco en estudio, dieron paso a una de las clásicas baladas de la banda, Cryin’, que la gente cantó apasionadamente.

En este momento tuve un bajón considerable y estuve a punto de abandonar el escenario, sin embargo, la potencia de Livin’ on the Edge, donde Tyler contó con la colaboración de los miembros de Extreme, y la majestuosidad de Last Child hicieron que me lo replantease y terminara por quedarme a disfrutar de un concierto que me estaba dejando boquiabierto.

Tras el gran tema de uno de sus mejores discos, “Rocks”, Steven Tyler se retiró del escenario para dejar total protagonismo a un Joe Perry que se mostró en plena forma y muy seguro con su instrumento. Así, Perry cantó Freedom Fighter mientras la pantalla mostraba un bonito video donde el delgado guitarrista recorría las calles de una ciudad. La banda aprovechó también para celebrar el cumpleaños de su batería, Joey Kramer, regalándole una tarta y recibiendo la ovación de todo el público.


Otras dos sorpresas como Same Old Song and Dance y Rats in the Cellar terminaron de convencerme de que lo que estaba viendo no lo iba a olvidar en mucho tiempo. La banda estaba a un nivel espectacular y el setlist escogido superaba con creces lo que me esperaba. Entonces llegó esa canción que echa por tierra dichas palabras pero que hace estremecer a todas las jóvenes de las primeras filas, I Don’t Want to Miss a Thing.

Sin embargo, la banda no volvió a ejecutar ninguna balada más, cosa que agradecí mucho, aunque más agradecí la ejecución del No More No More de su gran clásico, “Toys in the Attic”. La ya habitual versión del Come Together de The Beatles precedió a otra sorpresa como Dude (Looks Like a Lady), de un “Permanent Vacation” que supuso el resurgimiento de la banda a mediados de los 80.


Llegó entonces el momento de mi canción favorita de la banda y con la que suelen cerrar sus conciertos antes de los bises, Walk This Way. Un tema que canté, al igual que todo el público, y donde no dejé de saltar y jalear. Pero quedaba otra sorpresa en forma de Mama Kin, otro de esos grandes clásicos de los mejores años de la banda y que tan poco habituales venían siendo en sus últimas giras.

La banda se retiró entre aplausos y gritos y la luz se apagó por completo. Entonces comenzaron a subir un piano blanco y precioso al final de la pasarela, a escasos metros de mi posición. Yo alucinaba y más lo hice cuando Steven Tyler se sentó en el mismo y comenzó a hacer sonar los primeros acordes de la majestuosa Dream On. Cuando el tema comenzaba su parte más contundente, Joe Perry se subió al piano para realizar un gran solo de guitarra y terminar, junto con Tyler y unas columnas de humo que comenzaron a salir de la pasarela, una representación inolvidable. No daba crédito.


Pero ahí no quedaba todo, el bajista Tom Hamilton se acercó al final de la pasarela y comenzó con los primeros acordes de la maravillosa Sweet Emotion, con la que definitivamente pusieron punto y final a un concierto que, sin ninguna duda, fue el mejor de todo el festival. Mi cuenta con los de Boston quedaba saldada y no podía ser de mejor forma.




Totalmente exhausto abandoné el escenario y me dirigí a los lavabos para beber un poco de agua, con una sonrisa de oreja a oreja que no pude quitar en horas. Todavía quedaba alguna que otra actuación, pero yo no quería escuchar nada más, por lo que me retiré poco a poco al camping para caer totalmente rendido en la tienda de campaña.




domingo, 29 de junio de 2014

Hellfest 2014, Viernes 20

Otra nueva experiencia estaba a punto de comenzar, otro de los principales festivales de Europa del cual había oído maravillas. Sin embargo, tal imagen la perdí enseguida, y es que la masificación de gente y las continuas colas para absolutamente todo, hicieron que no disfrutase plenamente del mismo. Aun así, allí estábamos y queríamos disfrutar del gran cartel que nos ofrecía la edición de este año. 

Tras descansar ligeramente en el ruidoso camping, el viernes amanecía con un cielo despejado y precioso. Tenía ganas de ver a Mars Red Sky tras no haber podido ir finalmente a su fecha de Santander en su reciente gira por España. Sin embargo, enseguida me di cuenta de que iba a ser imposible, la cola de entrada era algo inimaginable. Para colmo, el sol pegaba con justicia y no había ninguna sombra donde poder resguardarse un poco.

Tras hora y media de cola, sí, habéis leído bien, logré entrar al recinto del festival. Un recinto que ya contaba con muchísima gente dentro, eran las 11 de la mañana, y cuyo suelo me dejo impactado, era de tierra. Evidentemente, el concierto de los franceses ya era historia, por lo que me di una vuelta para familiarizarme con el recinto. Pude ver que las colas iban a ser la tónica general en el festival, colas para cambiar dinero por monedas del festival, colas en los bares, colas en los lavabos, colas en los servicios y colas para el merchandising. De hecho, los puestos de merchandising oficial fueron prácticamente inaccesibles hasta el último día, cuando lógicamente apenas quedaban cosas ya.

SATAN
Tras una primera quedada con unos cuantos amigos, nos dispusimos a presenciar nuestro primer concierto del festival. Los ingleses Satan salían a escena en el Mainstage 1, el escenario principal.

No había tenido oportunidad de escuchar antes a dicha banda, pero desde un primer momento se vio que era heavy clásico del de toda la vida, NWOBHM en todo su esplendor. En principio parecía un buen atractivo, pero no pude conectar en ningún momento. El sonido no era el mejor, al cantante le vi especialmente flojo y la banda transmitía muy poca cosa. Los temas en sí tampoco decían nada del otro mundo y, a pesar de que varios de ellos tenían estribillos pegadizos, seguían una formula demasiado parecida y repetitiva.

Les haré algo más de caso en estudio, pero la impresión fue la de una banda del montón.

ROYAL THUNDER
Nos acercamos poco después al escenario denominado Valley, que al igual que el Altar y el Temple, tienen la peculiaridad de ser carpas cubiertas, donde se puede disfrutar de una buena sombra, pero donde hay ciertos problemas de visión y donde el sonido en ocasiones retumbaba demasiado.

Allí se presentaba la banda americana liderada por la cantante y bajista Miny Parsonz. Tenía bastantes ganas de verlos, puesto que lo que había escuchado en estudio me había gustado bastante, sobre todo la fabulosa voz de la atractiva cantante.


Con un segundo guitarra en sus filas comenzaron a desplegar su potente propuesta, con un sonido aplastante y con una voz realmente cautivadora. Repasaron temas de su único disco hasta la fecha “CVI”, y presentaron varios cortes nuevos que se incluirán en su siguiente álbum.

La diferencia entre las canciones, con varias demasiado largas y pesadas, y otras más amenas, hizo que el bolo resultase algo irregular, pero, en general, fue muy disfrutable. Por poner algún pero, destacar la poca movilidad de todos los integrantes del grupo, un detalle que hace que la banda no llegue a transmitirte toda su energía.

THERAPY?
Con un buen sabor de boca, nos dirigimos de nuevo al Mainstage 1 para presenciar la actuación de Therapy? Grupo que nunca me ha llegado a gustar demasiado, pero que sí tiene algún que otro tema disfrutable.

La banda de Irlanda del Norte hizo un recorrido casi integro de su disco más característico, “Troublegum”. Sin embargo, no logré conectar en ningún momento, dejando por momentos de hacer caso al escenario y optando por departir tranquilamente con amigos que hacía tiempo no veía.

Cuando parecía que el concierto iba a llegar a su fin, nos sorprendieron con un buen cover del Breaking the Law de Judas Priest, el cual fue fantásticamente continuado por su gran hit, Nowhere, con el que dieron por finalizado el show. Sin duda, ese tramo final fue lo único que puedo destacar de su actuación.

KADAVAR
Deshicimos el camino andado y nos acercamos de nuevo al Valley, donde los alemanes Kadavar se disponían a poner patas arriba aquello.

Tuve la oportunidad de verlos el año pasado en San Sebastián durante su gira española, y si ya me gustaron mucho aquella vez, en esta ocasión lo superaron con creces.

Con un sonido pesado y contundente que recuerda mucho a Black Sabbath, comenzaron el concierto con Liquid Dream, tema de su último disco “Abra Kadavar”. Disco bastante inferior al debut pero cuyos temas ganaron mucho en directo. El cantante y guitarrista, Christoph Lindemann, estuvo genial tanto a la voz como a la guitarra, y mucho más comunicativo que el año pasado.


Temas como All of Our Thoughts, Goddess of Dawn o una inolvidable Black Sun hicieron las delicias de un público que miraba embobado el escenario y que disfrutaba del que sería uno de los mejores conciertos del festival. Cabe destacar la exhibición del gigantesco batería, Christoph Bartelt, que no paró un solo instante de golpear ferozmente su instrumento.

Con Creature of Demon, de su fantástico álbum debut, cerraron un concierto soberbio que a todos nos supo a demasiado poco. Esperemos que vuelvan de gira, porque la banda es un seguro en directo.

ROB ZOMBIE
Hasta la actuación de Iron Maiden no tenía ningún grupo al que desease ver, por lo que me acerqué hasta el escenario principal para intentar coger un buen sitio. Sin embargo, y a pesar de quedar unas cuantas horas hasta el inicio de ese concierto, la marabunta de gente era asombrosa. Poco a poco, y metiéndome como podía entre la gente pude avanzar hasta una valla que habían colocado y que separaba cual Zona Premium la parte delantera del escenario de lo demás. Un sin sentido que no se repitió ningún día más.

Una vez en la valla, comenzó el concierto de Rob Zombie, el cual nunca me ha gustado y que desde luego no hizo nada positivo para cambiarlo. El bolo me pareció pesado y anodino, con numerosas pausas y bobadas que convertían aquello en una atracción circense más que en un concierto de rock.

Hacía el final del concierto, se animó con Am I Evil?, de Diamond Head y con extractos de Enter Sandman y School’s Out durante la cover de White Zombie, Thunder Kiss ’65, pero ni aún así despertó un mínimo de interés en mi.

IRON MAIDEN
Tras esta agonía, Sepultura hizo lo propio en el Mainstage 2, escenario secundario situado a la derecha del principal y cuyo sonido se comunica entre ambos. Sin hacerle ningún tipo de caso, pasamos el rato charlando hasta que comenzó a sonar el ya habitual Doctor Doctor de UFO, que usa la banda inglesa para comenzar sus shows.

Tras un video de introducción con música épica y un bonito video en la pantalla, comenzó a sonar la famosa intro que abría el séptimo disco en estudio de la doncella: “Seven deadly sins, seven ways to win…”

Ipso facto, la banda aparecía en escena y Moonchild desataba a un público que esperaba ese momento desde primera hora de la mañana. Al igual que en todos los conciertos de una gira que dura ya 3 años, la decoración del escenario es fiel al disco cuya gira están rememorando, “Seventh Son of a Seventh Son”. Con una larga y elevada pasarela por la que Bruce Dickinson no dejó de correr y saltar.

Tras haberles visto hace apenas unas semanas en Barakaldo, sabía perfectamente que la banda seguía a un gran nivel, que Dickinson estaba mejor si cabe que el año pasado y que el show iba a seguir el mismo patrón que el año anterior, únicamente con 3 ligeros cambios en el setlist.

Así, Can I Play with Madness, The Prisoner y 2 Minutes to Midnight dieron paso al primer cambio significativo, una magistral Revelations que hizo las delicias de un publico francés al que Bruce había conquistado informando repetidamente del marcador del partido de futbol de la selección francesa. Sin duda, este tema fue de lo mejor de todo un concierto que transcurrió de manera muy correcta, a pesar de ciertos desajustes de sonido en alguna que otra canción.

Clásicos como The Trooper, la inconfundible The Number of the Beast, la épica Phantom of the Opera o la divertida Run to the Hills se fueron sucediendo uno tras otro, con continuos cambios en el telar de fondo y con diversos Eddies que iban haciendo aparición en escena. Una celebradísima Wasted Years fue el preludio del mejor tema del concierto, que al igual que el año pasado, fue Seventh Son of a Seventh Son. Con el Eddie profeta gigante, con Michael Kenney tras el órgano, con un público atrapado por la parte central de la canción y con un juego de luces y explosiones final realmente increíble.


Pero no todo era de color de rosa, a continuación, omitieron otra novedad como Wrathchild para tocar un Fear of the Dark que nunca adquirió menos sentido. Todavía era de día. Sigo sin entender porque Harris se empeña en realizar los conciertos tan temprano, pero se está cargando la magia de numerosas canciones con ello. Aún así, como siempre, el público disfrutó y coreó el tema, para terminar de desatarse con un Iron Maiden que supuso la retirada de la banda del escenario.

Como es habitual en los cabezas de cartel, volvieron a salir para hacer los bises bajo el famoso discurso de Churchill. Rápidamente sonaron los primeros acordes de un Aces High en la que Bruce sufre mucho, pero que defendió mejor de lo esperado. Le siguió el fantástico The Evil that Men Do, para cerrar con un alargadísimo y novedoso Sanctuary, donde contaron con la ayuda de todo el público francés, exultante tras conocer la abultada victoria de su selección.

La banda se retiraba definitivamente entre vítores y aplausos, y no es para menos, pocas bandas son un seguro mayor que Iron Maiden en directo. Up the Irons!!!

ELECTRIC WIZARD
El temprano concierto de los ingleses dejaba todavía bastantes conciertos por delante, pero ninguno de ellos me atraía especialmente. Varios amigos querían ver a Electric Wizard, por lo que les acompañe al Valley para ver que podían ofrecernos los ingleses.

El escenario estaba abarrotado cuando comenzaron a sonar potentes líneas de bajo que dejaron claro que aquello era Doom con todas las letras. Un sonido pesado y machacón que se alargó hasta que comenzó el tema en sí, pero que fue la tónica general de todo el concierto.

Este sonido nunca me ha llegado atrapar y se me suele hacer demasiado monótono y aburrido, pero la verdad es que el concierto me gustó bastante y me metí de lleno. Varias pantallas con imágenes y secuencias bastante psicodélicas ayudaban a dejarte hipnotizado por el sonido y la propuesta, que poco tenía que ver con la alegría y dinamismo de la banda anterior. Si que es verdad que la base de los temas se me hacía bastante repetitiva, pero aquello sonaba como un cañón.


Una vez llegado a su hora límite y viendo las caras de entusiasmo de la gente, la banda decidió continuar y alargó el concierto hasta en 15 minutos, los cuales fueron bienvenidos por toda la parroquia. Desde luego, y sin ser ni un experto ni un amante de la materia, reconozco que el bolo fue de un nivel altísimo. Así lo corroboraron los verdaderos fans de la banda.




Ya muy cansado y bastante harto de la masificación, del polvo y del comportamiento agresivo del público francés, decidí retirarme tras ver apenas 5 minutos de la actuación de los noruegos Kvelertak. El primer día había terminado y la organización del festival había fracasado rotundamente, sin embargo, el bagaje musical no había sido del todo malo. Y todavía quedaba lo mejor por delante…


sábado, 14 de junio de 2014

Sweden Rock Festival 2014, Sábado 7

Difícilmente podría olvidar o superar lo vivido, pero haciendo un rápido repaso al calendario del último día, me daba cuenta de que aún quedaba por delante el día más completo del festival. Un día que se presentaba sin un gran cabeza (Volbeat no son de mi agrado), pero que también obligaba a ir de un escenario a otro sin apenas descanso entre conciertos. De hecho, me iba a tocar visitar los 5 escenarios y con un descanso máximo de 15 minutos entre actuaciones.

Así pues, y de nuevo con el Department of Youth sonando en mi cabeza, nos dirigimos hacía el recinto del festival por última vez en esta edición.

MONSTER MAGNET
Aunque parezca mentira, le tocó a Monster Magnet la tarea de abrir el último día. La banda liderada por Dave Windorf tendría que demostrar toda su valía en un horario nada acorde con su propuesta.

Tras su minigira presentando de manera íntegra su último álbum, Last Patrol, decidieron en esta ocasión realizar un show más abierto y repleto de sus clásicos. Personalmente el último disco me parece una maravilla y disfruté en Madrid de un show muy bueno; aún así, tenía ganas de escuchar esos otros viejos temas que nunca había tenido oportunidad de ver en directo antes.

Con Superjudge daban el pistoletazo de salida a un show que transcurrió con más público que en las jornadas anteriores a esas horas. Medicine y Nod Scene daban paso al clásico Dopes to Infinity, canción del disco homónimo considerado la pieza cumbre de la banda de Nueva Jersey.

Al aclamado tema le siguieron otros 2 cortes que ya pude disfrutar en su última visita, Last Patrol y Look to Your Orb for the Warning. El concierto, con un público que no quitaba ojo de encima a Windorf, subía poco a poco en intensidad para terminar de estallar en el que, para mí, fue el mejor tema del mismo, Powertrip.

El inconfundible Space Lord, con toda la gente coreando ese “Motherfucker”, fue otro momento muy destacado, pero no fue el cierre del concierto como venía siendo habitual. Todavía quedaban por sonar Hallucination Bomb y un Tractor que sonó como un cañón.

Desde luego, este pequeño descanso le ha sentado de maravilla a Windorf y dispone ahora de una máquina perfectamente engrasada que seguro nos seguirá dando más alegrías en el futuro, tanto en estudio como en directo. BUEN CONCIERTO

THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA
Tras el concierto de los americanos yo había tenido un gran debate interno sobre las siguientes actuaciones. Sin embargo, un SMS la noche anterior de un amigo confirmándome la visita de Danger Danger a Madrid en el mes de Septiembre, acabó por decidirme. De esta manera, dejaría a los americanos para dicha fecha y presenciaría los conciertos de The Night Flight Orchestra y The Rods.

La pequeña banda sueca me había supuesto una grata sorpresa tras la escucha de su disco “Internal Affairs”. Un rock clásico con ciertos toques pop, pero con un toque personal que los hacía especiales.

Me acerqué, por tanto, al escenario Rockklasiker para constatar que la imagen de la banda no era todo lo buena que me esperaba. Un cantante con una imagen cercana al rap, un bajista que podría pertenecer a una banda de death/black metal y un guitarra que parecía sacado de las verbenas de las fiestas del barrio. Mención especial para el teclista y su gran parecido con Tom Petty.

La banda, para colmo, a pesar de no sonar del todo mal, no llegaba al nivel de estudio. Los temas eran coreables y divertidos, pero se notaba que allí faltaban tablas. Aguanté unas cuantas canciones y tras escuchar Siberian Queen, en mi opinión su tema más destacado, me retiré para ver si había empezado el bolo de Danger Danger. DECEPCIÓN

Tuve suerte porque justo daba comienzo el show y además lo hacía con mi canción favorita, Rock America. Parecía que iba a ser un gran concierto, pero preferí ir acercándome al escenario 4Sound donde iba a empezar The Rods, pudiendo aún así oír desde la lejanía clásicos como Boys will be boys.

THE RODS
Teníamos ante nosotros otra de esas bandas difíciles de ver y que tan habituales suelen ser en este festival sueco. Una banda quizás más conocida por contar en sus filas con Dave Feinstein, ex-miembro de Elf y primo del legendario y malogrado Ronnie James Dio, que por su propia música.

El trío americano saltó al escenario con energía y desplegando ese heavy clásico que les caracterizó en la primera década de los 80. Una banda que podía llegar a ser encuadrada en la NWOBHM, a pesar de ser americanos, y que tras la edición de varios buenos discos desapareció del mapa para volver en 2011 con un nuevo disco y las ganas de reclamar su puesto en la historia del rock.

Temas como Devil’s Child o un magnífico Let Them Eat Metal se sucedían uno tras otro, con Feinstein y el bajista Gary Bordonaro compartiendo tareas vocales de manera magistral. Moviéndose por el escenario continuamente, interactuando con el público y demostrando que los años no les han hecho perder ese espíritu joven. No había comparación posible con el bolo ofrecido por Q5 la jornada anterior, The Rods estaban conquistando a un público no muy cuantioso por la presencia de Danger Danger en el escenario principal.

Tras un buen solo del gigantesco batería, Carl Canedy, el show entraba en su recta final, donde sonaron temas como Nothing going on in the City, Crank it Up o Power Lover, de su fantástico disco debut.

Con el público totalmente entregado y que había disfrutado de un gran concierto, la banda se despidió con un tema que expresaba lo que yo sentía en ese mismo momento, I Live for Rock n’ Roll. GRAN CONCIERTO

FOGHAT
Raudo y veloz me dirigí al Rock Stage para presenciar el concierto de otra banda clásica donde las haya, los ingleses Foghat.

La banda de boogie rock que tuvo su gran éxito en los 70, sólo cuenta con uno de sus miembros originales, el batería Roger Earle, pero sigue manteniendo vivo el viejo espíritu que les hizo reconocibles.

A ritmo de Road Fever y Home in my Hand comenzaba un show disfrutable, bailable y coreable hasta la saciedad. Le seguiría un magnífico y alargadísimo Drivin´Wheel, perfectamente ejecutado por el legendario vocalista/guitarrista Charlie Huhn, conocido por haber formado parte de la banda de Ted Nugent tras la salida de Derek St Holmes.

Solos de guitarra, bajo y batería se sucedieron para dar paso al habitual cover de Terraplane Blues y uno de los grandes clásicos del grupo, un Fool for the City donde el público no respondió de la manera esperada.

Con la versión de Muddy Waters, I Just Wanna Make Love to You, que fue bailada y disfrutada por todo el personal, la banda se retiró del escenario para volver (ya fuera de hora) y desatar a la audiencia con su mítico Slow Ride.  

El concierto fue muy correcto y muy disfrutable, pero con tan poco tiempo disponible, sobraron los diversos solos y los alargos de temas que nos impidieron disfrutar de otras grandes canciones de la banda de Manchester. Un regusto un pelín amargo de un show que disfrutamos y que bailamos como ningún otro en todo el festival.

Y&T
Le tocaba ahora el turno a Dave Meniketti y sus Y&T. La banda americana siempre había sido un seguro en el festival, era su cuarta visita al mismo, por lo que se les cedió el escenario principal para descargar su hard rock de calidad y buen gusto.

Más tarde de lo programado debido a que Foghat se pasó del tiempo establecido, con los primeros acordes de From the Moon, tema apertura de su gran álbum “Black Tiger”, daba comienzo el show. Me adentré en el público hasta la valla para disfrutar de mi tema favorito, Open Fire. Sin embargo, y ante mi cara de incredulidad, fue Mean Streak la que siguió el tema de introducción. Un hecho que me disgustó, pero que no impidió que disfrutase de mi primera vez con los californianos.

Temas como Don’t stop running, Don’t be afraid of the Dark o Dirty Girl dieron paso a un Midnight in Tokyo coreado por el público hasta la saciedad. Un público que asombrosamente no llenaba las cercanías del escenario, quizás debido al mal horario del concierto.

Black Tiger y una preciosa Winds of Change se encargaban de representar su gran obra maestra. Temas menos habituales como I’m coming Home, I Want your Money o Contagious preparaban el terreno para un sprint final donde sonaron una fantástica Rescue Me, una excesivamente pomposa Summertime Girls y todo un clásico como Forever, que fue aclamado y coreado por todos los asistentes que habían disfrutado del buen concierto de los de Meniketti.


Al igual que Open Fire, se echó en falta I Believe in You. De cualquier forma, el concierto fue bueno y la banda se encuentra en perfecta forma. En octubre les tendremos de vuelta por nuestro país, por lo que será una buena oportunidad para poder disfrutar de esos temas que echamos de menos. Yo desde luego no pienso perderme esa cita.

SAGA
Sin descanso alguno, nos cruzamos todo el recinto para presentarnos en el quinto escenario del día, el Sweden Stage. Allí un bonito telar de fondo daba la bienvenida a la banda canadiense de rock progresivo Saga.

Una banda de culto que me gusta pero con la que siempre he tenido problemas a la hora de digerir esos teclados y sintetizadores tan propios de los años 80. Creía, sin embargo, que en directo lo llevaría mejor, pero desgraciadamente no fue así.

Nada más y nada menos que 3 teclados se presentaban ante nosotros en el escenario. Tras un par de temas, donde se vio perfectamente que la banda sonaba muy conjuntada, decidí abandonar el lugar saturado por el sonido de las teclas. Luego varias personas me tratarían de convencer de que había sido un gran concierto, cosa que no dudo, pero creo que tomé una buena decisión.

FIVE HORSE JOHNSON
Aproveché el momento para estirar un poco las piernas y meter algo de comida al cuerpo. Desde primera hora eso había sido un sin parar.

En el escenario 4Sound estaba tocando la banda norteamericana Five Horse Johnson, cuya gira acababa de pasar por España y la cual no pude disfrutar por su coincidencia con el concierto de Iron Maiden en Barakaldo. Así pues, nos acercamos hasta allí para disfrutar con su mezcla de blues y rock con cierto toque sureño mientras degustábamos de un rico salmón con patatas.

A pesar de que la imagen de la banda no es santo mi devoción, en el plano estrictamente musical eso sonaba genial. Con un sonido compacto, una base rítmica potente, unas guitarras con toque bluesero y sureño, y un cantante imprimiendo su toque personal al grupo.

No estuvimos demasiado tiempo, puesto que ya llevaban un rato tocando cuando llegamos, pero desde luego espero no perdérmelos en su próxima visita.

BILLY IDOL
Llegaba la hora de uno de los platos fuertes del día, el carismático Billy Idol iba a hacer acto de presencia en un abarrotado escenario principal.

Comenzó el concierto con una desconocida para mi Postcards from the Past, y es que si creo que algo falló en este concierto fue la elección de un setlist con varios temas nuevos o menos conocidos.

Rápidamente el panorama cambió cuando tiró de sus clásicos Cradle of Love, un aclamadísimo Dancing with Myself de su anterior banda Generation X, o un fantástico Flesh for Fantasy. A Billy se le notaba muy activo y con muchas ganas, sin parar de recorrer la larga pasarela del escenario y con una sonrisa de oreja a oreja que no despareció de su cara en todo el concierto. En el tema físico, se notaba que había pasado largas horas en el gimnasio puesto que lucía un torso y unos brazos muy musculados.


Tiró de nuevo de temas menos conocidos, intercalándolos con otros de la talla de Ready Steady Go, Sweet Sixteen o una sentida Eyes Without a Face. Esto hacía que el show sufriese demasiados altibajos y se cortase el ritmo que lograban imprimir sus grandes clásicos.

Tras la versión de The Doors, LA Woman, si que el show se disparó para no bajar el nivel más. Así, el británico nos deleitó con King RockerBlue Highway, antes de culminar en el tema más ovacionado y disfrutado del concierto, Rebel Yell. La gente coreó el estribillo sin cesar, saltó sin parar y se agarró a sus amigos más cercanos para vivir el gran momento del show.

Fue entonces cuando decidí ir acercándome al Rock Stage para la actuación siguiente, mientras escuchaba de fondo su gran hit White Wedding y su ya apropiada versión del Mony Mony, con la que cerró un show de alto nivel que se vio afectado por un setlist no del todo correcto.

TED NUGENT
Si había abandonado el escenario principal en tal momento era porque la actuación que venía a continuación era la confirmación que definitivamente me había animado a realizar mi primera incursión en tierras suecas. Ésta no era otra que la del legendario y polémico Ted Nugent, al que yo siempre había adorado desde mi primera escucha de aquel disco en directo llamado Double Live Gonzo!.

Agarrado a la valla y con el entusiasmo de un niño pequeño, vi aparecer en escena al bajista Greg Smith (ex-Rainbow), al batería Mick Brown (ex-Dokken) y a un Derek St Holmes que estaba de vuelta en la banda. Con este último se habían facturado los mejores discos del americano, por lo que mi alegría era aún mayor si cabe.

Instantes después hizo su entrada Ted Nugent, para delirio mío y de toda la gente que llenaba el escenario. Bien es cierto que no había tanto público como en otros conciertos anteriores, pero la presencia de Emperor en el Sweden Stage había dividido a la gente.

Como no podía ser de otra manera el show comenzó con el tema Gonzo, canción compuesta para el directo al que hacía referencia anteriormente. Las funciones vocales serían compartidas por Derek y un Ted con su característico micrófono libre.

Si el inicio era devastador, los primeros acordes de mi tema favorito, Just What the Doctor Ordered, me hicieron volverme totalmente loco. Sin embrago, Derek no logró interpretar el tema lo bien que me hubiese gustado, costándole bastante llegar al final de las estrofas y a los agudos de la canción. Para colmo, el sonido no llegaba a ser del todo nítido y deseado, factor que se fue solucionando poco a poco durante los primeros temas.


Wango Tango, con baile de una simpática señorita en el escenario incluido, y  el fantástico Turn It Up seguían imprimiendo un ritmo endiablado al show, donde se veía tanto al público como a la banda disfrutar mucho.

El clásico Stormtroopin’, del majestuoso disco debut, fue seguido de unos geniales Free-for-All y Wang Dang Sweet Poontang. Tras este tema, Ted, comentó que sus abuelos eran suecos por lo que él tenía sangre sueca; dato que encendió al público. Tras decir que éramos hermanos de sangre, dedicó el tema Fred Bear a su antiguo amigo del mismo nombre. A mi parecer, esta fue una de las mejores interpretaciones de todo el show.

Le tocó a Derek St Holmes, bastante secundario y a la sombra de Ted para mi gusto, el turno de cantar otra gran canción del disco debut del americano, Hey Baby. Y si bien no había estado todo lo bien que se esperaba en temas anteriores, hay que reconocer que éste lo defendió a las mil maravillas. Tras esto sonó un tema del próximo álbum que saldrá a la luz este mismo año, Shutup&Jam, y que no me pareció gran cosa y quedó deslucido entre tanto clásico.

Rápido repuso las cosas el americano ofreciéndonos un Cat Scratch Fever, cuyo conocido estribillo fue cantado por todo el mundo, y despidiéndose con el magistral y siempre alargado Stranglehold. La ovación era tremenda.

Sin embargo, y aunque siempre termina los shows con dicho tema, volvió a coger su guitarra para regalarnos un tema de su anterior banda, The Amboy Dukes. El tema no podía ser otro que el ya clásico Great White Buffalo, que intercaló con un fragmento del Spirit of the Wild, tan genial como sorpresivo. El bolo se me había hecho muy corto, pero con la intensidad vivida creo que diría lo mismo si hubiese durado 3 horas.



El concierto había terminado, y para mí, el festival también. Quedaban grupos como Volbeat (discutido cabeza del día) o Arch Enemy, pero yo di por cerrado un fantástico día de la mejor manera posible. Hasta la hora del cierre y entre cerveza y cerveza, fuimos recordando todos los grandes momentos vividos en esos intensos 4 días. Desde la exhibición de Todd La Torre, los conciertazos de Tesla, TNT o Uriah Heep, el magistral show de Alice Cooper o el insuperable espectáculo ofrecido por Black Sabbath, hasta las decepciones de Paul Di Anno y Q5, la maldición del ampli de Jake y la perfección de ese último día, culminado con el show de un guitar-hero tan genial como polémico.

La experiencia había sido inmejorable, pero el cansancio era ya muy grande. Sin embargo, una cosa tenía clara, si nada lo impide la edición del 2015 volverá a contar con mis gritos, con mis aplausos y con mis ganas de rockear. Hasta ese momento solo nos queda aferrarnos al lema del festival, “FILL YOUR HEAD WITH ROCK”