The
Allman Brothers Band en
el rock sureño, Thin Lizzy en el
hard rock más clásico, o Iron Maiden
y Judas Priest dentro de un rock más
pesado. Todos ellos reconocibles y reconocidos por su juego de guitarras
gemelas. El uso de las twin guitars
se ha ido extendiendo a lo largo de los años y aunque todas estas bandas han
pisado la alfombra roja, hubo una que quedó injustamente olvidada y a la que el
éxito les fue esquivo. Wishbone Ash,
pioneros del uso de dicha técnica durante la década de los 70, ha visto como su
rock clásico entremezclado con el rock progresivo de bandas como Yes no ha seguido los pasos de las
bandas a las que influenciaron.
45 años después, el conjunto inglés se
ve envuelto en batallas legales que han propiciado la existencia de dos
formaciones lideradas cada una de ellas por Martin Turner y Andy Powell, los dos
guitarristas fundadores. Este último es el que se ha quedado con los derechos
del nombre y el que defiende a los “verdaderos” Wishbone Ash. Y su visita a nuestro país se presentaba como una
cita ineludible.
La sala Caracol madrileña lucía una
más que decente entrada para recibir a esta banda de culto con un público cuya
media de edad rondaba la mitad de siglo. Con cierto retraso, allí aparecía Andy Powell, siempre sonriente y sosteniendo su clásica Flying V, para iniciar al ritmo de The Power un show donde las guitarras
triunfaron por todo lo alto.
Andy y Muddy
Manninen demostraron que esta banda tiene algo especial más allá de las
canciones, de un gran cantante o de los numerosos integrantes que han militado
en ella durante todos estos años. La conjunción de guitarras fue épica, con fraseos continuos, solos
alternados, melodías dobladas, guitarras que parecían hablar…espectacular. Y si
bien el setlist no fue el que la gente esperaba, nadie puede manifestar que
saliese de la sala disgustado o contrariado.
Andy realizó una revisión de su
discografía completa haciendo sonar temas poco habituales como Heavy Weather, las recientes Deep Blues y Way Down South, o In Crisis.
Canciones todas ellas que en directo adquirieron otra dimensión. Sin embargo,
la erupción del público llegó en el mismo instante que sonaron los primeros
acordes de Warrior. El tema contenido
en su magistral “Argus” supuso un
antes y un después en el concierto. Más aún cuando fue continuado por Throw Down the Sword, otra canción del
álbum más reconocido de la formación y del cual se esperaba mucha
representación en el setlist. Sorpresivamente, ningún tema más de dicho disco
fue tocado hasta los bises, pero este hecho, lejos de suponer una decepción
general, quedó en una mera anécdota.
No faltaron la prácticamente instrumental
The Pilgrim, ni el ya clásico blues
del Baby What You Want Me to Do de Jimmy Reed del que la banda se ha
adueñado desde el lanzamiento de “Live
Dates”, sin duda alguna uno de los mejores discos en directo de la década
de los 70. Pero lo mejor estaba por llegar. Tras triunfar por todo lo alto un
coreado y pegadizo Living Proof, Andy
quiso complacer a la gente que en las inmediaciones del recinto le había
solicitado la inclusión de Phoenix en
el setlist.
20 minutos de pura magia invadieron la
sala. Un orgasmo musical con notas volando sobre las cabezas de la gente.
Subidas y bajadas, cambios de ritmo, una línea de bajo asombrosa, solos
entremezclados con la melodía… Una sensación única e irrepetible a la altura de
muy pocas bandas. La ovación del público al término de la composición fue
ensordecedora, como si de cualquiera de las grandes bandas nombradas al principio se
trataran. Insuperable.
Después de haber abandonado el
escenario tras dicha exhibición, el cuarteto volvió a enfundarse sus
instrumentos para cerrar la noche con dos clásicos imperecederos: la épica Blowin’ Free y la marchosa Jail Bait. Un final perfecto para un
concierto perfecto.
La gente se mantenía en su sitio
esperando una vuelta a escena que nunca se produjo, pero con la satisfacción de
haber presenciado algo especial. El setlist fue muy mejorable, es cierto, pero la
valoración general del show fue sobresaliente. Es una lástima que Wishbone Ash no haya disfrutado de un
éxito más que merecido, pero mientras Andy
Powell siga ejerciendo de líder incombustible, los acérrimos seguidores
estamos de enhorabuena. Ojala vuelvan pronto por estas tierras para estar allí
de nuevo como fieles guerreros.
Setlist: The Power / Deep Blues / Heavy Weather / Warrior / Throw Down the Sword
/ Way Down South / Baby What You Want Me to Do (Jimmy Reed cover) / The Pilgrim
/ Front Page News / In Crisis / Living Proof / Phoenix // Blowin’ Free / Jail
Bait