miércoles, 26 de noviembre de 2014

Michael Schenker, Escenario Santander (21-11-2014)

Ritchie Blackmore, Jimmy Page, Tony Iommi, Rory Gallagher, Ted Nugent, Randy Rhoads... Nombres todos ellos de grandes genios y majestuosos guitarristas de la historia del hard rock. Nombres entre los cuales no puede faltar el de un espigado y rubio alemán, que a pesar de dar continuos bandazos en su carrera, siempre ha demostrado su abrumante talento y calidad en composiciones ricas en pasajes melodiosos y con un estilo característico e inconfundible. Un alemán de nombre Michael Schenker.


Tras su rápida visita el año pasado a nuestro país, el guitarrista estaba de vuelta para actuar en ciudades algo menos habituales. Así, la capital cántabra tendría la ocasión de disfrutar de una leyenda que ha sabido arroparse de una formación de ensueño.

La difícil papeleta de defender los clásicos del alemán, recae en el trotamundos Doogie White, conocido principalmente por su participación en el último disco de Rainbow. Wayne Findlay ejerce tanto de segundo guitarra como de teclista, al igual que Paul Raymond hacía en la década de los setenta. Pero si algo magnífica esta formación, es la base rítmica formada por el bajista Francis Buchholz y el batería Herman Rarebell, miembros de la época dorada de los exitosos Scorpions.

Tras la actuación de los teloneros Fyre!, que terminó su show con una descafeinada y atrevida versión del Stairway to Heaven de Led Zeppelin, las luces se apagaban mientras la gente comenzaba a acercarse a unas ya pobladas primeras filas. Una épica intro sacudió la sala y supuso la salida de los músicos al escenario entre una marea de vítores. Aplausos que se multiplicaron cuando Wayne se acercó a su teclado y comenzó a golpear las primeras notas de Doctor Doctor.

Michael dejaba claro desde el primer momento que salía a comerse el mundo con la elección de uno de los mayores clásicos de UFO. Como era de esperar, numerosas piezas del platillo volante tuvieron cabida en un setlist que también hizo hueco a temas más recientes, donde se observó claramente el toque de Doogie White.


Where the Wild Winds Blow, una épica Lord of the lost and lonely con un poso similar al “Stranger in Us All” que el vocalista grabó bajo las ordenes de Ritchie Blackmore, o un emotivo Before the Devil Knows You’re Dead que fue dedicado al malogrado Ronnie James Dio, adquirieron una nueva dimensión en directo y no palidecieron ante la gran cantidad de clásicos que sonaron. Asimismo, Vigilante Man fue presentada y sirvió como adelanto de lo que será su próximo álbum.

Doogie se defendió a las mil maravillas y dominó perfectamente los agudos de los temas. Bien es cierto que sufrió en ocasiones en los tonos más bajos, llegando incluso a perder el aliento en varias estrofas. Aunque el mayor pero del show fueron los molestos acoples que se produjeron durante la primera parte del mismo, y que provocaron molestos pitidos que afortunadamente fueron solventados sin causas mayores.

Michael Schenker parecía dejar el protagonismo al cantante escocés, pero sin dejar de sonreír y de deleitar al personal con sus melodías y punteos a lomos de su inconfundible Flying V. Canciones de su etapa en solitario como Armed and Ready o la fantástica Victim of Illusion iban cayendo a la par que se mezclaban con clásicos de UFO y de Scorpions, en homenaje tanto a Francis y Herrman, como a su hermano Rudolf, líder de la banda alemana junto con el carismático Klaus Meine.

De esta forma, una sorpresiva Natural Thing, una maravillosa Let It Roll, una espídica Shoot Shoot o una aclamada Lovedrive se sucedían sin dejar en el olvido temas instrumentales como Into the Arena o Coast to Coast, donde Michael dio rienda suelta a su talento e ideó fantásticas melodías entrelazadas con solos de un gusto exquisito.


Pero si lo que había sonado hasta entonces ya había sido increíble, lo mejor quedaba para la recta final del show. Un coreadísimo Too Hot to Handle daba paso a un Rock You Like a Hurricane que hizo que la sala se viniera abajo. Saltos, gritos y empujones que se multiplicaron cuando el guitarrista se acercó al pie del escenario mientras Doogie ofrecía el micrófono al público. Y para rematar la faena, el imperecedero Rock Bottom que conllevó a uno de los momentos estelares del concierto. La habitual extensión del tema para el lucimiento personal de Michael, desembocó en un solo de una calidad abrumadora y que dejó al público boquiabierto y ensimismado. Con el retorno de Doogie, se fusionaban de nuevo los compases de la canción para poner punto y final al show. La banda salía a despedirse y se retiraba entre numerosos aplausos.


Obviamente, la cosa no iba a quedar ahí, saliendo los músicos a inmortalizar Lights Out. Otro hit inconfundible del platillo volante que volvió a propiciar un nuevo ejercicio imposible del guitarrista teutón con sus seis cuerdas. Tras otra nueva retirada, la banda despidió finalmente al público santanderino con el coreado Blackout de Scorpions. Un final de fiesta inmejorable para un concierto de una calidad incuestionable y con un Michael Schenker que está viviendo una segunda juventud. God bless Michael!!!




Setlist: Doctor Doctor / Where The Wild Winds Blow / Armed and Ready / Natural Thing / Victim of Illusion / Lovedrive / Coast to Coast / Before the Devil Knows You’re Dead / Lord of the Lost and Lonely / Let It Roll / Shoot Shoot / Into the Arena / Vigilante Man / Too Hot to Handle / Rock You Like a Hurricane / Rock Bottom / Lights Out / Blackout




lunes, 17 de noviembre de 2014

Graham Bonnet, Backstage Live (15-11-2014)

Difícil se hace escribir estas líneas resumiendo lo acontecido en la noche del sábado en Bilbao. Difícil porque difícil fue la digestión del esperpento que nos ofreció un cantante tan aclamado y carismático como Graham Bonnet.

El entusiasmo tras el anuncio de su gira española se fue poco a poco diluyendo tras varias entrevistas donde el inglés dejaba caer que no sonarían temas de Alcatrazz o MSG, y que no se iba centrar únicamente en las canciones del “Down to Earth” de Rainbow. Todo ello, a pesar de que la gira se presentaba bajo el nombre de Catch the Rainbow Tour. Aun así, todavía se mantenía un halo de esperanza y se esperaba un concierto digno de un icono como él.


Tras un concierto bastante flojo de los locales Ready Aim Fire, la sala iba cogiendo color para ver por fin a su ídolo. Y la primera sorpresa negativa llegaba al no desmontarse la batería de los teloneros. En efecto, Graham Bonnet iba a utilizar todo el backline de una banda amateur. Increíble.

A la hora establecida, se apagaron las luces y tres músicos desconocidos aparecieron sobre el escenario. Instantes después, la audiencia estallaba con la salida de un Graham al que se le nota el paso de los años, pero que sigue manteniendo su clase y arrogancia de siempre. Y si la sala ya era una fiesta, terminó por entrar en ebullición con el insuperable All Night Long con el que se daba el pistoletazo de salida al show.


Otros dos temas del arcoiris, Love’s No Friend y Makin’ Love, demostraban la grandeza del único disco que el frontman grabó junto al legendario guitarrista Ritchie Blackmore. En cuanto a voz, Graham se mostró bastante mejor de lo que se podía esperar a estas alturas, y defendió los temas dejándose la piel y apoyándose en un público que se sabía bien los estribillos. Esto mismo ocurrió con Night Games, tema de su disco “Line-Up”, editado en el año 1981 tras su salida de Rainbow.

Lo que sí que no era de recibo eran los músicos que lo acompañaban. Un guitarrista poco más que correcto, un batería de escaso nivel y una bajista que directamente no sabía tocar. Y es que está claro por qué la exuberante Beth-Ami está en la banda, es la pareja sentimental de Graham. Cosa que quedó bastante patente con sus miradas y tocamientos en escena.


Si el inicio no había sido del todo malo, todo comenzó a torcerse cuando el frontman echó mano de una guitarra acústica y encadenó de manera consecutiva temas nuevos, versiones de The Beatles y el Only One Woman de los Bee Gees que ya realizaba con The Marbles, su primera banda. Temas anodinos y poperos que no encajaban para nada con lo esperado por la audiencia y que fueron ejecutados de manera bastante simple y pobre. Por si fuera poco, el cantante no se sabía la letra de muchas de las canciones, teniéndolas que leer del suelo mientras cantaba. Una chapuza.


Para colmo, tanto el cantante como la bajista desaparecieron del escenario tras este set, y dejaron al guitarrista Conrado Pessinato y al batería Justin Lack para que se “lucieran” con sendos solos que podrían clasificarse de nivel amateur. La gente no se creía lo que estaba viendo, y no era para menos después de haber desembolsado la generosa cantidad de 30€ por la entrada.

De vuelta sobre las tablas, Graham, que estuvo muy charlatán toda la noche con el claro objetivo de ir ganando tiempo, intentó levantar el show con una espectacular Since You Been Gone que fue aclamada y coreada por todos. Pero volvió a fastidiarlo todo con una nueva retirada a camerinos.


Con el público enfadado, salió por última vez y escupió un más que notable Lost in Hollywood, dejando para el final el momento más lamentable del concierto. Se excusó ante la gente alegando que el batería llevaba apenas tres días en la banda y que no se sabía más temas, y tomó la decisión de finalizar el bolo con All Night Long, el mismo tema con el que había iniciado. Surrealista a la par que vergonzoso.



Las luces se encendieron y la música ambiente comenzó a sonar. Sí, definitivamente había terminado. La gente, anonadada, iba abandonando la sala mientras maldecían la ausencia de temas del genial “Assault Attack” de MSG o de Alcatrazz, banda donde Graham más tiempo ha durado y donde habitan numerosos temas de una calidad infinitamente superior a lo que había sonado en la sala bilbaína. Un regusto más amargo aún si cabe tras constatar que a nivel vocal sigue defendiéndose aceptablemente. Prometió volver con los temas aprendidos, pero dudo que la mayoría de la gente le vuelva a dar una segunda oportunidad. Una estafa no se olvida fácilmente.



Setlist: All Night Long / Love’s No Friend / Makin’ Love / Night Games / Always Be There / Eight Days a Week (The Beatles cover) / Witchwood / The Mirror Lies / Only One Woman (The Marbles cover) / Since You Been Gone / Lost in Hollywood / All Night Long



domingo, 9 de noviembre de 2014

Bigelf, Sala Sonora (08-11-2014)

El invierno por fin llegó y la noche del sábado se presentaba fría y lluviosa. Nada bueno suele salir con este panorama, pero sorpresas a ritmo de rock n’ roll pueden alegrarte la jornada y convertirla en algo memorable. Y esto ocurrió, vaya si ocurrió.


Pongámonos en situación y cojamos  a David Bowie, el pop de The Beatles, las melodías de Queen, el sonido progresivo y psicodélico de Pink Floyd, la densidad y oscuridad de Black Sabbath y la teatralidad de Alice Cooper, y metámoslo todo ello en una batidora. Así se podría llegar a definir el sonido que Damon Fox ha conseguido dar a su arriesgado proyecto. Bases nada novedosas, cierto es, pero con un resultado totalmente único y distintivo.

Con el gran problema de no mantener una formación estable, el excéntrico teclista y vocalista ha sabido jugar bien sus cartas para atraer al público español en las tres fechas que ha realizado en la península. Con la adición del guitarrista John Wesley (activo participante en las giras de Porcupine Tree) y sobre todo del incansable y superlativo Mike Portnoy, ha conseguido que las salas no fuesen un solar dada la poca repercusión que genera el propio grupo en este país. El bajista Duffy Snowhill completa el cuarteto y se presenta como el único miembro fijo junto con el propio Damon.


En la novedosa Sala Sonora de Erandio únicamente cerca de 200 personas se acercaron a presenciar un espectáculo sencillamente extraordinario. Y más de la mitad de ellas, exclusivamente por la presencia del batería de Nueva York. Una lástima.

 BEND SINISTER
Como teloneros actuaron los estadounidenses Jolly, rock progresivo con tintes metalizados actuales y que tuvieron una actuación mediocre y con un sonido que hacía retumbar la sala, y los canadienses Bend Sinister. Estos últimos dieron un concierto muy disfrutable y ameno, con un sonido progresivo con toques melódicos, pop y hasta AOR, donde destacó sobremanera el teclista/vocalista, tanto por su aspecto hippie como por su buen hacer a nivel vocal y con las teclas.


Con un público que disfrutaba y que poco a poco se iba acercando al escenario, los canadienses finalizaron el concierto realizando una versión de Supertramp, y visto el entusiasmo de la gente, un tema extra que bien podía estar incluido en el “Demons&Wizards” de los británicos Uriah Heep. Buena manera de ir entrando en calor.


BIGELF 
Con la sala de vuelta a la calma y pasado un cuarto de hora respecto a la hora prevista, Damon Fox y sus secuaces aparecían en escena. Todos menos un Mike Portnoy que se hizo de rogar y que recibió una ovación tremenda cuando por fin se sentó en su batería. Un Mike Portnoy que estuvo sencillamente espectacular y que al igual que con otros de sus numerosos proyectos, como por ejemplo Transatlantic, se mostró mucho más comedido y menos exhibicionista que lo que nos tenía acostumbrado durante su etapa con Dream Theater. Aun así, su comunicación con el público no faltó, levantándose numerosas veces de la silla y dirigiéndose al mismo para profesar su amor y gratitud por el proyecto de Fox.


Sobre un escenario donde apenas entraban los instrumentos, los teclados comenzaron a sonar y The Evils of Rock n’ Roll nos daba la bienvenida a un viaje maravilloso que duraría algo menos de hora y media. Desde esos primeros compases ya quedó claro lo que nos venía por delante. Una atmósfera embaucadora y fantasiosa creada por los teclados de Fox, una base rítmica demencial con un Portnoy y un Duffy inconmensurables y unas buenas guitarras, aunque menos agresivas y pesadas que en estudio. Damon también se mostró muy seguro y a buen nivel con su voz, pero lo que verdaderamente se echó de menos fueron los coros. Una pena, pero es que plasmar todo lo que ofrecen los discos en directo no es fácil. Y aun y con todo, el resultado fue sobresaliente.


La pesada y pegadiza Madhatter y una sorpresiva Painkillers, ambas recuperadas de su disco “Hex”, daban paso al material de “Into the Maelstrom”, álbum fantástico editado este mismo año y el cual se encuentran presentando en esta gira europea. Así, Hypersleep con su intro espacial, un Alien Frequency que hizo las delicias del público y una hipnótica Vertigod, que contó con una bestial intro de batería a cargo de Mike, se sucedieron una tras otra antes de dejar paso a uno de los momentos más curiosos de la velada. El batería abandonó el escenario y su lugar lo ocupó Baron Fox, hijo de Damon, para ejecutar un espectacular Money Machine, de su álbum debut del mismo nombre editado en el ya lejano año 2000.

Tras una cálida ovación, y con Mike de nuevo en su puesto, la sabbathiana Edge of Oblivion y la psicodélica ITM dejaban la recta final del concierto a dos temas de su anterior disco, “Cheat the Gallows”. Estos no fueron otros que la sincera Money, It’s Pure Evil y una inenarrable Counting Sheep. Sin ninguna duda, este último tema es una de las mejores composiciones de la banda, corroborándolo el propio Damon al manifestar que se trata de uno de sus favoritos. La sublime ejecución en directo puede dar buena cuenta de ello.


Con todos los asistentes totalmente extasiados y boquiabiertos, la penetrante introducción del último disco comenzó a sonar de fondo mientras los cuatro músicos volvían a escena y escupían Incredible Time Machine, donde todo el mundo coreó el sencillo estribillo. Sin dar ningún segundo de respiro y empalmando con el final de la canción, la ecléctica Blackball servía como punto y final a un concierto que tuvo una última sorpresa.

Al tratarse del último concierto de Portnoy con la banda (a partir de ahora su lugar lo ocupará el propio Baron), Damon quiso dedicarle una espectacular jam e hizo subir al escenario a los miembros de Bend Sinister. Durante unos minutos y con todos los instrumentos doblados a excepción de la batería, pudimos disfrutar de unos pasajes instrumentales maravillosos que acabaron fundiéndose con los últimos compases del tema anterior. Sencillamente memorable.






La sala encendía sus luces y las voces de la gente sustituían el sonido de los teclados y la batería. El concierto había terminado. Casi hora y media que se pasó volando y que dejó a todo el mundo con ganas de más. Sin ninguna duda, un concierto que ninguno olvidará y que guardará en la cabeza durante mucho tiempo. Lo allí acontecido había sido algo grandioso y de una calidad insuperable. Para colmo, Damon se mostró de los más cercano y simpático, acercándose al puesto de merchandising y sacándose fotos con la gente, firmando discos y charlando amistosamente con sus fans. Un diez para él, y un diez para Bigelf.



Setlist: The Evils of Rock n’ Roll / Madhatter / Painkillers / Hypersleep / Alien Frequency / Vertigod / Money Machine / Edge of Oblivion / ITM / Money, It’s Pure Evil / Counting Sheep / Incredible Time Machine / Blackball



viernes, 7 de noviembre de 2014

Serie Z 2014, Sábado 1

Con un sabor agridulce tras una discutida primera jornada, la Sala Paul volvía a abrir sus puertas para cerrar el festival con un día del que se esperaban grandes actuaciones. Y lo esperado se convirtió en realidad, puesto que todos los grupos nos ofrecieron espectáculos de gran nivel y borraron de nuestros pensamientos cualquier atisbo de decepción con respecto a la edición de este año. Una vez más, el festival resultó un éxito.


DIRT RIVER RADIO
La banda australiana que ha estado girando por primera vez por nuestro país, cerraba su gira en Jerez y era la encargada de despertar a los asistentes que iban llegando a la sala con cuentagotas.

Allí dieron buena cuenta de su poderoso y animado directo, con temas bañados en influencias americanas muy variadas y en el rock n’ roll más puro y eléctrico. Destacando las versiones del Green River de la Creedence Clearwater Revival y el adictivo Live Wire de sus compatriotas AC/DC, con la que terminaron el show, fueron un buen pistoletazo de salida y pusieron a tono a una parroquia que no se esperaba lo que quedaba por delante.


THE SOULBREAKER COMPANY
Poco más hay que decir que no esté dicho ya sobre la banda vitoriana. Clase a raudales, unas atmósferas absorbentes, unas guitarras y unos teclados deliciosos, y destacando entre todo ello la voz majestuosa de Jony Moreno.

De vuelta al Serie Z, donde ya habían estado en la edición del 2011 presentando su disco “Itaca”, les tocaba esta vez hacer lo propio con “Graceless”, obra que ha visto la luz este mismo año.

Como era de esperar, el concierto estuvo basado en canciones de dicho álbum, empezando por una maravillosa Many So Strange que comenzaba tras sonar a todo volumen una canción tradicional vasca. Dejando bien claro de dónde vienen, porque alguien que desconociera ese dato podría pensar que se trata de una banda de origen extranjero.

Poco a poco iban cayendo temas nuevos, pero sin dejar en el olvido canciones del disco anterior como Oh! Warsaw, donde Jony se luce de manera espectacular, o una Colours of the Fire cuyo estribillo fue coreado por toda la audiencia. Una audiencia que ya estaba maravillada y atrapada en la atmósfera musical que estaban trazando los teclados de Óscar Gil y las guitarras cruzadas de Daniel Triñanes y Asier Fernández.

How Will We Get By? y You! mostraron la grandeza del grupo y se ganaron el derecho a quedarse para siempre en un setlist que también tuvo representación de su segundo disco, “The Pink Alchemist”, con temas como Kiss in Your Face y la pesada Blood That You Wish, donde la base rítmica formada por Jose Javier Manzanedo y Andoni Ortiz se muestra inconmensurable.


It’s Dirt, sin ninguna duda uno de los mejores temas del grupo no podía faltar, abandonando Jony el escenario y permitiendo a los demás músicos realizar uno de los pasajes instrumentales más trabajados que se escucharon en todo el fin de semana. La vuelta del cantante elevó aún más la calidad de la composición y provocó numerosos aplausos, que se convirtieron en vítores cuando echó mano de su guitarra acústica y nos deleitó con la sensacional The Wheel Is Turning con la que daba por cerrado un concierto, como siempre, espectacular. Desde luego, no hay que irse muy lejos para encontrar músicos de primer nivel.


Setlist: Many So Strange / Oh! Warsaw / 1789 / Colours Of The Fire / How Will We Get By? / You! / Kiss In Your Face / It’s Dirt / Blood That You Wish / The Wheel Is Turning


LEAF HOUND
Le tocaba el turno a otra banda que repetía experiencia en el festival, pero no por ello las ganas eran menores. De hecho, las alabanzas que habían recibido tanto su vocalista como su joven guitarrista, eran un reclamo perfecto.

Poseedores de un disco de culto en los ya lejanos años 70, una joya llamada “Growers of Mushroom”, su líder Peter French decidió retomar el pulso del grupo y rodeándose  de una joven banda, grabó un buen disco con un sonido más actualizado y estableció su vuelta al ruedo.

De esta forma, la formación inglesa fue intercalando canciones de ambos discos en un setlist que echó de menos varios clásicos del pasado. La diferencia de sonido entre las dos épocas, provocó además que el imberbe guitarrista Luke Rayner tuviera que cambiar la afinación de su guitarra tras cada canción; hecho que ralentizó un poco el ritmo del show, pero que no evitó que el mismo fuese de una calidad incuestionable.


El joven guitarrista dio una lección de virtuosismo, magia y buen gusto. Se nota que tiene un estilo más duro y actualizado, pero esto le dio un nuevo enfoque a temas antiguos como Work My Body o Freelance Fiend, con un resultado realmente bueno. Mención especial a temas como Stagnant Pool, con la que se abrió el concierto, y sobre todo a la reciente Man With the Moon in Him, donde Luke dio un clinic magistral mientras la base rítmica volaba la cabeza de los espectadores.
  
Pero si de alguien hay que hablar es del legendario Peter French. El rubio vocalista sigue manteniendo la clase, presencia y saber estar en el escenario que poseían muchos de sus frontman contemporáneos. A nivel vocal estuvo más que correcto, aunque hubo ciertos comentarios sobre el bajón respecto a su actuación anterior en el festival. Aun y con todo, nivel más que digno en comparación con vocalistas de su edad. Y solo su dominio del escenario es ya digno de mención.


No faltaron temas mágicos como el coreadísimo Stop, Look & Listen, el animado Too Many Rock n’ Roll Times o un magnífico Breakthrough que parecía el punto y final al show. Sin embargo, quedaba la sorpresa de la noche. Peter quiso rememorar su paso por otra banda mítica y nos deleitó con el sensacional e único Evil de los estadounidenses Cactus. Un final genial para un concierto perfecto y que sólo tuvo el pero de su corta duración. Aun así, es un verdadero placer poder disfrutar de una banda de culto en pleno año 2014. Chapeau.


Setlist: Stagnant Pool / 105 Degrees / Work My Body / Stop, Look & Listen / Freelance Fiend / Man With The Moon In Him / With A Minute To Go / Too Many Rock n’ Roll Times / Breakthrough / Evil (Cactus cover)


OLI BROWN & RAVENEYE
Haciendo caso a los sabios del lugar y con la lección aprendida del día anterior, perderse el concierto de Oli Brown se hacía impensable. Y vaya que sí lo era. El concierto ofrecido por el jovencísimo guitarrista inglés fue, posiblemente, el mejor de todo un festival que rayó a gran altura en esta segunda jornada.

Con 3 discos a sus espaldas, era de esperar una sesión de blues-rock calmado y de buen gusto. Pero nada más lejos de la realidad. Arropado por una base rítmica bajo el nombre de Raveneye, Oli soltó toda su garra y su furia y nos escupió un rock n’ roll, evidentemente con base blues, lleno de energía y fuerza.

Desde el primer acorde de la primera canción se vio que aquello iba a ser muy grande. Siempre sonriente, con un dominio de su instrumento impropio de su edad y sin parar de moverse de un lado al otro del escenario, parecía poseído por el espíritu del mismísimo Ted Nugent en pleno año 75. Algo sencillamente memorable.



El setlist se basó en sus temas propios a los que dio una nueva revisión y presentó asimismo algunos nuevos del que será su primer disco bajo el nombre de la nueva formación. Una formación que la completan el más que notable bajista Aaron Spiers y Kev Hickman, un batería risueño y contagiado del espíritu salvaje del frontman.

El guitarrista nos dejó momentos para el recuerdo como la canción que cantó delante de la primera fila con una guapa muchacha sujetando el micrófono y despejando continuamente su cara de su larga y rizada cabellera. Incluso se subió a la batería de su compañero para realizar numerosos solos de una calidad sobresaliente.

Con el tiempo ya cumplido, dedicó un último tema a la parroquia antes de ser despedido entre una ovación ensordecedora. Ovación que se volvió a repetir a su salida al patio, mientras el joven músico se frotaba los ojos incrédulo ante lo que estaba viviendo. Sin comerlo ni beberlo, se había convertido en el auténtico ganador del festival.


D.A.D.
Difícil misión se le presentaba a la siguiente banda, y además le tocaba al turno al cabeza de cartel del festival, por lo que la presión era mayúscula. Sin embargo, los daneses se vinieron arriba y ofrecieron un espectáculo perfecto y sin fisuras.

Desde que comenzó a sonar Jihad, ya se vio que aquello iba a ser una fiesta llena de himnos coreables hasta la saciedad y con un Jesper Binzer especialmente comunicativo con el público. Con la lección bien aprendida, repitió en innumerables ocasiones el nombre de Jerez de la Frontera, denominándolo como el corazón de España e incluso de Europa, para agrado del público local.


Clásicos como Evil Twin, la poderosa Overmuch o la fantástica Girl Nation se sucedían al compás de una banda perfectamente engrasada y que disfrutaba sobre el escenario lo mismo que lo hacía el público. Una banda donde destacaba el atractivo del gigantesco y excéntrico bajista Sig Pedersen, que no paro de hacer posturas y de subirse a la batería mientras golpeaba su peculiar bajo transparente de únicamente dos cuerdas.

Defendieron temas de todas sus épocas, incluyendo también algunas de su último trabajo como A New Age Moving In y un I Want What She’s Got que contó con la participación de un público entregado. Durante la primera, aprovecharon además para hacer un interludio donde permitieron el lucimiento de un Jacob Binzer que estuvo inconmensurable a las seis cuerdas, y que demostró sus tablas cambiando incluso una cuerda rota sin dejar de tocar en ningún momento.


La Sala Paul era ya una auténtica fiesta, y encarando la recta final, la veterana banda danesa hizo explotarla definitivamente con Bad Craziness y con el gran hit del grupo, Sleeping My Day Away. Un hit que llevó aquello a límites insospechados y que lamentablemente supuso el único bis de un concierto divertido y de una calidad intachable.

Setlist: Jihad / Evil Twin / Overmuch / Girl Nation / A New Age Moving In / Riding With Sue / Grow Or Pay / Reconstrucdead / Monster Philosophy / I Want What She’s Got / Bad Craziness / Sleeping My Day Away


THE DICTATORS
La gente estaba exhausta y encantada con el nivel que estaba ofreciendo este segundo día de festival. Pero el pescado no estaba todavía vendido. Al igual que el año pasado, la banda neoyorkina tendría la tarea de poner punto y final a esta nueva edición. Y si se han ganado el derecho a repetir, es porque difícilmente se puede encontrar una banda mejor como fin de fiesta.

El grupo, con un Manitoba claramente cansado tras 18 conciertos en apenas 19 días, salió a morder y volvió a convertir la sala en un hervidero donde volaban camisetas y se sucedían los crowdsurfing y los pogos.


Sin arriesgar lo más mínimo, los americanos optaron por un setlist prácticamente calcado al del año anterior. Un setlist donde no faltaron clásicos como New York New York, Avenue A o un Who Will Save Rock n’ Roll? que hizo volverse loca a la gente mientras coreaba el pegadizo estribillo. Pero si hubo un momento donde se desató la locura, ese no fue otro que cuando Manitoba se adentró entre la multitud para cantar Baby Let’s Twist. Aún no se entiende como salió vivo de allí.

La versión del Slow Death de sus amados Flamin’ Groovies tampoco faltó, al igual que el Kick Out the Jams de MC5 que supuso la retirada al camerino con apenas 50 minutos transcurridos. La corta duración del show estaba siendo perfectamente suplida con un ritmo frenético y con un público que quemaba sus últimos cartuchos.

La vuelta de la banda al escenario se realizó entre numerosos aplausos, que se repitieron cuando el frontman presentó a sus compañeros durante Two Tub Man. Como siempre, tanto él como un incombustible Ross “The Boss” fueron los más ovacionados. Con uno de sus más grandiosos temas, Stay With Me, ponían punto y final al concierto, a la jornada y al festival en sí.


Setlist: New York New York / The Party Starts Now / The Next Big Thing / Avenue A / Haircut And Attitude / Who Will Save Rock n’ Roll? / The Minnesota Strip / Slow Death (Flamin’ Groovies cover) / Baby Let’s Twist / Faster And Louder / Kick Out The Jams (MC5 cover) / Two Tub Man / Stay With Me



De esta forma, una nueva edición del Serie Z cerraba sus puertas. Edición con un primer día bastante flojo, pero con una segunda jornada de un nivel general impresionante donde destacaron sobremanera los vitorianos The Soulbreaker Company, los daneses D.A.D. y un descomunal Oli Brown que se postula como la gran esperanza inglesa.

En cuanto a temas extramusicales, el festival ha sido de nuevo fantástico, con un entorno familiar y cercano y donde se han podido compartir fotos, charlas y tragos con los propios músicos. La última canción del evento rezaba eso de “won’t you stay with me?”, y ninguna duda presenta en la respuesta. Serie Z, I will stay with you!!!



jueves, 6 de noviembre de 2014

Serie Z 2014, Viernes 31

Jerez de la Frontera volvía a ser de nuevo el reclamo perfecto para los amantes de la música y los festivales minoritarios. Desde hace unos años, el Serie Z se ha convertido en punto de encuentro de una familia rockera que no duda en recorrerse el país entero para asistir a este festival tan cercano y acogedor.

El cartel de este año venía marcado por las caídas de buenas confirmaciones como Mustasch o The Black Halos, y para colmo, días antes del evento un trágico suceso provocó la baja también de Casablanca, grupo sueco que está en pleno auge y que cuenta con numerosos seguidores en nuestro país, como se pudo comprobar en la gira que realizaron a principios de año. El golpe era muy duro y si el nivel del viernes ya era discutible, esto lo terminaba por condenar como un día flojo.


Con una pequeña reestructuración del cartel que llevaba a Marcus Blake a actuar el primer día, el festival abría sus puertas a eso de las 16 horas de un soleado viernes. Pero en la casa del pobre todo son desgracias. The Picturebooks, encargados de abrir el festival, eran baja de última hora. Esto parecía una cámara oculta.

No había margen de maniobra, por lo que Elliott Brood sería el encargado de dar el pistoletazo de salida a una jornada que solo viviría 5 conciertos. El patio poco a poco se iba llenando y los antiguos amigos reencontrando, mientras la sala permanecía en silencio. Una verdadera lástima.


THE CRUNCH
Tras el concierto del canadiense, llegaba el turno de uno de los shows más esperados del día. El “supergrupo” formado por Sulo Karlsson (Diamond Dogs), Terry Chimes (The Clash), Dave Tregunna (Sham 69) y Mick Geggus (Cockney Rejects), realizaba una única fecha en el país presentando su disco “Busy Making Noise”, así que era una oportunidad única.


El disco ha tenido una buena crítica y recepción por lo que se esperaba bastante de su actuación. La adición además de la guapa teclista y cantante sueca, Idde Schultz, lo hacía aún más atractivo.

Sin embargo, el concierto no cumplió las expectativas. Un Sulo demasiado frío y una banda poco engrasada, gran problema de este tipo de supergrupos, no lograban transmitir nada a una audiencia acostumbrada a grandes conciertos. Ni los numerosos temas del disco, ni versiones como el Russian Roulette de The Lords of the New Church, banda liderada por el malogrado Stiv Bators, despertaban ninguna emoción. De hecho, los mejores momentos vinieron de la mano de Idde, que le dio otro aire a las canciones cuando cogió el micrófono.


Un concierto anodino y sin garra, que sumado al mal sonido del mismo hizo que mucha gente optara por abandonar la sala y volver al patio a departir tranquilamente con los viejos conocidos. Una verdadera lástima que músicos como estos no sean capaces de compenetrarse para dar en directo lo que ofrecen en disco.


MARCUS BLAKE
Otro nuevo atractivo se nos presentaba con el ex-bajista de la banda estadounidense Mother Superior. Había bastante seguidores de la banda angelina, por lo que cuando comenzó el show la sala lucía una muy buena entrada.

A diferencia de la banda liderada por Jim Wilson, aquí Marcus es amo y señor del cotarro. Tocando incluso la guitarra en algún tema y demostrando la pedazo de voz que tiene, bastante mejor que la del propio Jim.

Venía presentando su reciente editado primer disco, “Distorted Hymns”, por lo que basó su concierto en las canciones de dicho álbum. Álbum que vendía el mismo a la salida del concierto a un módico precio de 5€. Buen detalle por parte del músico, que además se muestra muy cercano, comunicativo y agradable con la gente.


Sin un estilo totalmente definido y solo con el rock como nexo común, el americano iba presentando temas con toques blues, soul y hasta country con canciones como Bittersweet, I Got Your Back o la preciosa Invisible. Sin embargo, y aunque las canciones no eran malas, no tenían nada que te atrapase ni te cautivase, y el concierto, de nuevo con un sonido mejorable, iba transcurriendo sin pena ni gloria. La limitada calidad del guitarra solista tampoco ayudaba a entrar en dinámica.

Aun así, Marcus logró levantar un poco los ánimos en la recta final del concierto cuando tiró al público 4 cencerros e invitó al escenario a las personas que lo cogieron para que realizasen un acompañamiento de percusión bastante curioso.

Tras interpretaciones de temas con sentimiento y donde el frontman hizo uso de la guitarra eléctrica, dejaron para el final el mejor tema del concierto sin ningún tipo de duda, I Want More. Canción con una gran intro de la base rítmica y con una base bluesera que explota en su parte final y se convierte en una fiesta en directo al son del grito “nothing at all”. El bueno de Marcus, viendo el entusiasmo de la gente, volvió a escena para dedicarles un tema de Mother Superior.

Concierto correcto y más aburrido de lo esperado, pero con un Marcus muy bien a la voz y con ganas de agradar al público jerezano. De actitud un diez, musicalmente ya veremos cómo desarrolla su carrera en solitario.


KADAVAR
Siempre es necesario elegir un momento de descanso en estos festivales, y parece que la elección de hacerlo en el concierto de Julian Maeso fue un error mayúsculo. La mayor parte del público coincide en que el concierto del toledano fue el mejor de todo el festival, dato que no hace más que refrendar la mala suerte con el primer día de la edición de este año.


Una vez asumido el error, llegaba el turno para volver a presenciar a los cabezas de cartel del día, los alemanes Kadavar. Inmersos en una gira que les está encumbrando como uno de los mejores grupos del momento, llegaban a Jerez dispuestos a desatar su furia con ese rock añejo, oscuro y pesado tan deudor del sonido de Black Sabbath.

La banda ya se ha dado cuenta del atractivo que supone el buen hacer de su gigantesco batería, Christoph “Tiger” Bartelt, y optó por situar su voluminoso instrumento en primera línea del escenario. Gran acierto, porque de nuevo, el percusionista estuvo soberbio y fue el que acaparó la mayor parte de las miradas de un público que sucumbía ante la pesadez y oscuridad de la banda.

Con Liquid Dream daba por iniciado un concierto que se nutrió de temas de sus dos discos de estudio, añadiendo una nueva pieza de adelanto de su próximo álbum, Into The Night. Así, no faltaron canciones como Doomsday Machine, Eye of the Storm o la densa y magistral Black Sun, posiblemente su tema más conocido.

La banda sonaba engrasada y Christoph “Lupus” Lindemann daba rienda suelta a su buen hacer con las seis cuerdas y a su peculiar timbre de voz, escondido tras esa larga melena rubia. Sin embargo, el concierto se estaba haciendo plano y monótono. La gente coincidía en que los temas sonaban demasiado plomizos y similares entre sí, y eso a la larga acaba cansando.


Come Back Life y su riff con ciertos toques sureños fue una buena forma de darle frescura a un show que se estaba haciendo pesado y que se acercaba ya a su recta final. Para colmo, la actitud pasota del bajista Simon “Dragon” Bouteloup no hizo otra cosa que provocar los comentarios y el alejamiento de bastantes asistentes.

Con la fantástica y envolvente Creature of the Demon, la banda se retiró a camerinos para volver entre tímidos aplausos y ejecutar un memorable Purple Sage final donde batería y guitarra dieron buena cuenta de su fuerza y calidad.


De esta forma terminaba un concierto que se hizo demasiado largo, y es que si no varían más su repertorio, a la banda alemana le viene mejor tocar en festivales o de teloneros donde disponen de menos tiempo para su actuación y pueden aprovechar mejor para captar un mayor número de seguidores. Aun así, su calidad es innegable.


Setlist: Liquid Dream / Living In Your Head / Doomsday Machine / Into The Night / Eye Of The Storm / Broken Wings / Black Sun / Forgotten Past / Black Snake / Come Back Life / Creature Of The Demon / Purple Sage




Se cerraba así un día marcado por las caídas de cartel y el flojo nivel de las actuaciones en comparación con ediciones anteriores. Julian Maeso, y en menor medida Kadavar, fueron los únicos que lograron recibir elogios por parte del exigente público asistente. Una asistencia que se vio claramente reducida y que reflejó el nivel del cartel. Aun así, todavía nos quedaba el sábado, y ahí sí que se esperaban grandes actuaciones.