miércoles, 26 de noviembre de 2014

Michael Schenker, Escenario Santander (21-11-2014)

Ritchie Blackmore, Jimmy Page, Tony Iommi, Rory Gallagher, Ted Nugent, Randy Rhoads... Nombres todos ellos de grandes genios y majestuosos guitarristas de la historia del hard rock. Nombres entre los cuales no puede faltar el de un espigado y rubio alemán, que a pesar de dar continuos bandazos en su carrera, siempre ha demostrado su abrumante talento y calidad en composiciones ricas en pasajes melodiosos y con un estilo característico e inconfundible. Un alemán de nombre Michael Schenker.


Tras su rápida visita el año pasado a nuestro país, el guitarrista estaba de vuelta para actuar en ciudades algo menos habituales. Así, la capital cántabra tendría la ocasión de disfrutar de una leyenda que ha sabido arroparse de una formación de ensueño.

La difícil papeleta de defender los clásicos del alemán, recae en el trotamundos Doogie White, conocido principalmente por su participación en el último disco de Rainbow. Wayne Findlay ejerce tanto de segundo guitarra como de teclista, al igual que Paul Raymond hacía en la década de los setenta. Pero si algo magnífica esta formación, es la base rítmica formada por el bajista Francis Buchholz y el batería Herman Rarebell, miembros de la época dorada de los exitosos Scorpions.

Tras la actuación de los teloneros Fyre!, que terminó su show con una descafeinada y atrevida versión del Stairway to Heaven de Led Zeppelin, las luces se apagaban mientras la gente comenzaba a acercarse a unas ya pobladas primeras filas. Una épica intro sacudió la sala y supuso la salida de los músicos al escenario entre una marea de vítores. Aplausos que se multiplicaron cuando Wayne se acercó a su teclado y comenzó a golpear las primeras notas de Doctor Doctor.

Michael dejaba claro desde el primer momento que salía a comerse el mundo con la elección de uno de los mayores clásicos de UFO. Como era de esperar, numerosas piezas del platillo volante tuvieron cabida en un setlist que también hizo hueco a temas más recientes, donde se observó claramente el toque de Doogie White.


Where the Wild Winds Blow, una épica Lord of the lost and lonely con un poso similar al “Stranger in Us All” que el vocalista grabó bajo las ordenes de Ritchie Blackmore, o un emotivo Before the Devil Knows You’re Dead que fue dedicado al malogrado Ronnie James Dio, adquirieron una nueva dimensión en directo y no palidecieron ante la gran cantidad de clásicos que sonaron. Asimismo, Vigilante Man fue presentada y sirvió como adelanto de lo que será su próximo álbum.

Doogie se defendió a las mil maravillas y dominó perfectamente los agudos de los temas. Bien es cierto que sufrió en ocasiones en los tonos más bajos, llegando incluso a perder el aliento en varias estrofas. Aunque el mayor pero del show fueron los molestos acoples que se produjeron durante la primera parte del mismo, y que provocaron molestos pitidos que afortunadamente fueron solventados sin causas mayores.

Michael Schenker parecía dejar el protagonismo al cantante escocés, pero sin dejar de sonreír y de deleitar al personal con sus melodías y punteos a lomos de su inconfundible Flying V. Canciones de su etapa en solitario como Armed and Ready o la fantástica Victim of Illusion iban cayendo a la par que se mezclaban con clásicos de UFO y de Scorpions, en homenaje tanto a Francis y Herrman, como a su hermano Rudolf, líder de la banda alemana junto con el carismático Klaus Meine.

De esta forma, una sorpresiva Natural Thing, una maravillosa Let It Roll, una espídica Shoot Shoot o una aclamada Lovedrive se sucedían sin dejar en el olvido temas instrumentales como Into the Arena o Coast to Coast, donde Michael dio rienda suelta a su talento e ideó fantásticas melodías entrelazadas con solos de un gusto exquisito.


Pero si lo que había sonado hasta entonces ya había sido increíble, lo mejor quedaba para la recta final del show. Un coreadísimo Too Hot to Handle daba paso a un Rock You Like a Hurricane que hizo que la sala se viniera abajo. Saltos, gritos y empujones que se multiplicaron cuando el guitarrista se acercó al pie del escenario mientras Doogie ofrecía el micrófono al público. Y para rematar la faena, el imperecedero Rock Bottom que conllevó a uno de los momentos estelares del concierto. La habitual extensión del tema para el lucimiento personal de Michael, desembocó en un solo de una calidad abrumadora y que dejó al público boquiabierto y ensimismado. Con el retorno de Doogie, se fusionaban de nuevo los compases de la canción para poner punto y final al show. La banda salía a despedirse y se retiraba entre numerosos aplausos.


Obviamente, la cosa no iba a quedar ahí, saliendo los músicos a inmortalizar Lights Out. Otro hit inconfundible del platillo volante que volvió a propiciar un nuevo ejercicio imposible del guitarrista teutón con sus seis cuerdas. Tras otra nueva retirada, la banda despidió finalmente al público santanderino con el coreado Blackout de Scorpions. Un final de fiesta inmejorable para un concierto de una calidad incuestionable y con un Michael Schenker que está viviendo una segunda juventud. God bless Michael!!!




Setlist: Doctor Doctor / Where The Wild Winds Blow / Armed and Ready / Natural Thing / Victim of Illusion / Lovedrive / Coast to Coast / Before the Devil Knows You’re Dead / Lord of the Lost and Lonely / Let It Roll / Shoot Shoot / Into the Arena / Vigilante Man / Too Hot to Handle / Rock You Like a Hurricane / Rock Bottom / Lights Out / Blackout




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