Ritchie Blackmore, Jimmy Page, Tony
Iommi, Rory Gallagher, Ted Nugent, Randy Rhoads... Nombres todos ellos de grandes genios y
majestuosos guitarristas de la historia del hard rock.
Nombres entre los cuales no puede faltar el de un espigado y rubio alemán, que
a pesar de dar continuos bandazos en su carrera, siempre ha demostrado su
abrumante talento y calidad en composiciones ricas en pasajes melodiosos y con
un estilo característico e inconfundible. Un alemán de nombre Michael Schenker.
Tras su rápida visita el
año pasado a nuestro país, el guitarrista estaba de vuelta para actuar en
ciudades algo menos habituales. Así, la capital cántabra tendría la ocasión de
disfrutar de una leyenda que ha sabido arroparse de una formación de ensueño.
La difícil papeleta de
defender los clásicos del alemán, recae en el trotamundos Doogie White, conocido principalmente por su participación en el
último disco de Rainbow. Wayne Findlay ejerce tanto de segundo
guitarra como de teclista, al igual que Paul
Raymond hacía en la década de los setenta. Pero si algo magnífica esta
formación, es la base rítmica formada por el bajista Francis Buchholz y el batería Herman
Rarebell, miembros de la época dorada de los exitosos Scorpions.
Tras la actuación de los teloneros Fyre!, que
terminó su show con una descafeinada y atrevida versión del Stairway to Heaven de Led Zeppelin, las luces se apagaban
mientras la gente comenzaba a acercarse a unas ya pobladas primeras filas. Una
épica intro sacudió la sala y supuso la salida de los músicos al escenario
entre una marea de vítores. Aplausos que se multiplicaron cuando Wayne se acercó a su teclado y comenzó a
golpear las primeras notas de Doctor
Doctor.
Michael dejaba claro desde el primer momento que salía a comerse el mundo
con la elección de uno de los mayores clásicos de UFO. Como era de esperar, numerosas piezas del platillo volante tuvieron
cabida en un setlist que también hizo hueco a temas más recientes, donde se
observó claramente el toque de Doogie
White.
Where the Wild Winds Blow, una épica Lord of the lost
and lonely con un poso similar al “Stranger in Us All” que el vocalista grabó
bajo las ordenes de Ritchie Blackmore,
o un emotivo Before the Devil Knows You’re
Dead que fue dedicado al malogrado Ronnie
James Dio, adquirieron una nueva dimensión en directo y no palidecieron
ante la gran cantidad de clásicos que sonaron. Asimismo, Vigilante Man fue presentada y sirvió como adelanto de lo que será
su próximo álbum.
Doogie se defendió a las mil maravillas y dominó perfectamente los
agudos de los temas. Bien es cierto que sufrió en ocasiones en los tonos más bajos,
llegando incluso a perder el aliento en varias estrofas. Aunque el mayor pero del show
fueron los molestos acoples que se produjeron durante la primera parte del
mismo, y que provocaron molestos pitidos que afortunadamente fueron solventados
sin causas mayores.
Michael Schenker parecía dejar el protagonismo al cantante escocés, pero sin dejar
de sonreír y de deleitar al personal con sus melodías y punteos a lomos de su
inconfundible Flying V. Canciones de
su etapa en solitario como Armed and
Ready o la fantástica Victim of
Illusion iban cayendo a la par que se mezclaban con clásicos de UFO y de Scorpions, en homenaje tanto a Francis
y Herrman, como a su hermano Rudolf, líder de la banda alemana junto
con el carismático Klaus Meine.
De esta forma, una
sorpresiva Natural Thing, una
maravillosa Let It Roll, una espídica
Shoot Shoot o una aclamada Lovedrive se sucedían sin dejar en el
olvido temas instrumentales como Into the
Arena o Coast to Coast, donde
Michael dio rienda suelta a su talento e ideó fantásticas melodías entrelazadas
con solos de un gusto exquisito.
Pero si lo que había
sonado hasta entonces ya había sido increíble, lo mejor quedaba para la recta
final del show. Un coreadísimo Too Hot to
Handle daba paso a un Rock You Like a
Hurricane que hizo que la sala se viniera abajo. Saltos, gritos y empujones
que se multiplicaron cuando el guitarrista se acercó al pie del escenario
mientras Doogie ofrecía el micrófono
al público. Y para rematar la faena, el imperecedero Rock Bottom que conllevó a uno de los momentos estelares del
concierto. La habitual extensión del tema para el lucimiento personal de
Michael, desembocó en un solo de una calidad abrumadora y que dejó al público
boquiabierto y ensimismado. Con el retorno de Doogie, se fusionaban de nuevo los compases de la canción para
poner punto y final al show. La banda salía a despedirse y se retiraba entre
numerosos aplausos.
Obviamente, la cosa no iba
a quedar ahí, saliendo los músicos a inmortalizar Lights Out. Otro hit inconfundible del platillo volante que volvió a
propiciar un nuevo ejercicio imposible del guitarrista teutón con sus seis cuerdas. Tras otra nueva retirada, la banda despidió finalmente al público santanderino con el coreado Blackout de Scorpions. Un final de fiesta inmejorable para un concierto de una
calidad incuestionable y con un Michael
Schenker que está viviendo una segunda juventud. God bless Michael!!!
Setlist: Doctor Doctor / Where The Wild Winds Blow / Armed and Ready / Natural
Thing / Victim of Illusion / Lovedrive / Coast to Coast / Before the Devil
Knows You’re Dead / Lord of the Lost and Lonely / Let It Roll / Shoot Shoot /
Into the Arena / Vigilante Man / Too Hot to Handle / Rock You Like a Hurricane
/ Rock Bottom / Lights Out / Blackout
¡Buen trabajo, Roy!
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