Jerez
de la Frontera volvía
a ser de nuevo el reclamo perfecto para los amantes de la música y los festivales
minoritarios. Desde hace unos años, el Serie
Z se ha convertido en punto de encuentro de una familia rockera que no duda
en recorrerse el país entero para asistir a este festival tan cercano y
acogedor.
El cartel de este año venía marcado
por las caídas de buenas confirmaciones como Mustasch o The Black Halos, y para colmo, días antes del evento un trágico suceso provocó la baja también de Casablanca, grupo sueco que está en pleno
auge y que cuenta con numerosos seguidores en nuestro país, como se pudo
comprobar en la gira que realizaron a principios de año. El golpe era muy duro
y si el nivel del viernes ya era discutible, esto lo terminaba por condenar
como un día flojo.
Con una pequeña reestructuración del
cartel que llevaba a Marcus Blake a
actuar el primer día, el festival abría sus puertas a eso de las 16 horas de un
soleado viernes. Pero en la casa del pobre todo son desgracias. The Picturebooks, encargados de abrir
el festival, eran baja de última hora. Esto parecía una cámara oculta.
No había margen de maniobra, por lo
que Elliott Brood sería el encargado
de dar el pistoletazo de salida a una jornada que solo viviría 5 conciertos. El
patio poco a poco se iba llenando y los antiguos amigos reencontrando, mientras
la sala permanecía en silencio. Una verdadera lástima.
THE CRUNCH
Tras el concierto del canadiense,
llegaba el turno de uno de los shows más esperados del día. El “supergrupo” formado por Sulo Karlsson (Diamond Dogs), Terry Chimes
(The Clash), Dave Tregunna (Sham 69)
y Mick Geggus (Cockney Rejects), realizaba una única fecha en el país presentando
su disco “Busy Making Noise”, así que era una oportunidad única.
El disco ha tenido una buena crítica y
recepción por lo que se esperaba bastante de su actuación. La adición además de
la guapa teclista y cantante sueca, Idde Schultz,
lo hacía aún más atractivo.
Sin embargo, el concierto no cumplió
las expectativas. Un Sulo demasiado
frío y una banda poco engrasada, gran problema de este tipo de supergrupos, no
lograban transmitir nada a una audiencia acostumbrada a grandes conciertos. Ni los
numerosos temas del disco, ni versiones como el Russian Roulette de The Lords of the New Church, banda liderada por el malogrado Stiv Bators, despertaban ninguna emoción. De hecho, los mejores
momentos vinieron de la mano de Idde,
que le dio otro aire a las canciones cuando cogió el micrófono.
Un concierto anodino y sin garra, que
sumado al mal sonido del mismo hizo que mucha gente optara por abandonar la
sala y volver al patio a departir tranquilamente con los viejos conocidos. Una verdadera lástima que músicos como estos no sean capaces de compenetrarse para dar en directo lo que ofrecen en disco.
MARCUS BLAKE
Otro nuevo atractivo se nos presentaba
con el ex-bajista de la banda estadounidense Mother Superior. Había bastante seguidores de la banda angelina,
por lo que cuando comenzó el show la sala lucía una muy buena entrada.
A diferencia de la banda liderada por Jim Wilson, aquí Marcus es amo y señor del cotarro. Tocando incluso la guitarra en algún
tema y demostrando la pedazo de voz que tiene, bastante mejor que la del propio
Jim.
Venía presentando su reciente editado
primer disco, “Distorted Hymns”, por
lo que basó su concierto en las canciones de dicho álbum. Álbum que vendía el
mismo a la salida del concierto a un módico precio de 5€. Buen detalle por
parte del músico, que además se muestra muy cercano, comunicativo y agradable
con la gente.
Sin un estilo totalmente definido y
solo con el rock como nexo común, el americano iba presentando temas con toques
blues, soul y hasta country con canciones como Bittersweet, I Got Your Back
o la preciosa Invisible. Sin embargo,
y aunque las canciones no eran malas, no tenían nada que te atrapase ni te
cautivase, y el concierto, de nuevo con un sonido mejorable, iba transcurriendo
sin pena ni gloria. La limitada calidad del guitarra solista tampoco ayudaba a
entrar en dinámica.
Aun así, Marcus logró levantar un poco los ánimos en la recta final del
concierto cuando tiró al público 4 cencerros e invitó al escenario a las
personas que lo cogieron para que realizasen un acompañamiento de percusión
bastante curioso.
Tras interpretaciones de temas con
sentimiento y donde el frontman hizo uso de la guitarra eléctrica, dejaron para
el final el mejor tema del concierto sin ningún tipo de duda, I Want More. Canción con una gran intro
de la base rítmica y con una base bluesera que explota en su parte final y se
convierte en una fiesta en directo al son del grito “nothing at all”. El bueno de Marcus,
viendo el entusiasmo de la gente, volvió a escena para dedicarles un tema de Mother Superior.
Concierto correcto y más aburrido de
lo esperado, pero con un Marcus muy
bien a la voz y con ganas de agradar al público jerezano. De actitud un diez,
musicalmente ya veremos cómo desarrolla su carrera en solitario.
KADAVAR
Siempre es necesario elegir un momento
de descanso en estos festivales, y parece que la elección de hacerlo en el
concierto de Julian Maeso fue un error mayúsculo. La mayor parte del público
coincide en que el concierto del toledano fue el mejor de todo el festival,
dato que no hace más que refrendar la mala suerte con el primer día de la edición
de este año.
Una vez asumido el error, llegaba el
turno para volver a presenciar a los cabezas de cartel del día, los alemanes
Kadavar. Inmersos en una gira que les está encumbrando como uno de los mejores
grupos del momento, llegaban a Jerez dispuestos a desatar su furia con ese rock
añejo, oscuro y pesado tan deudor del sonido de Black Sabbath.
La banda ya se ha dado cuenta del
atractivo que supone el buen hacer de su gigantesco batería, Christoph “Tiger”
Bartelt, y optó por situar su voluminoso instrumento en primera línea del
escenario. Gran acierto, porque de nuevo, el percusionista estuvo soberbio y
fue el que acaparó la mayor parte de las miradas de un público que sucumbía
ante la pesadez y oscuridad de la banda.
Con Liquid Dream daba por iniciado un
concierto que se nutrió de temas de sus dos discos de estudio, añadiendo una nueva
pieza de adelanto de su próximo álbum, Into The Night. Así, no faltaron
canciones como Doomsday Machine, Eye of the Storm o la densa y magistral Black
Sun, posiblemente su tema más conocido.
La banda sonaba engrasada y Christoph “Lupus”
Lindemann daba rienda suelta a su buen hacer con las seis cuerdas y a su
peculiar timbre de voz, escondido tras esa larga melena rubia. Sin embargo, el concierto se estaba haciendo plano y
monótono. La gente coincidía en que los temas sonaban demasiado plomizos y similares entre sí, y eso a la
larga acaba cansando.
Come Back Life y su riff con ciertos toques
sureños fue una buena forma de darle frescura a un show que se estaba haciendo
pesado y que se acercaba ya a su recta final. Para colmo, la actitud pasota del
bajista Simon “Dragon” Bouteloup no hizo otra cosa que provocar los comentarios
y el alejamiento de bastantes asistentes.
Con la fantástica y envolvente
Creature of the Demon, la banda se retiró a camerinos para volver entre tímidos
aplausos y ejecutar un memorable Purple Sage final donde batería y guitarra
dieron buena cuenta de su fuerza y calidad.
De esta forma terminaba un concierto
que se hizo demasiado largo, y es que si no varían más su repertorio, a la
banda alemana le viene mejor tocar en festivales o de teloneros donde disponen
de menos tiempo para su actuación y pueden aprovechar mejor para captar un
mayor número de seguidores. Aun así, su calidad es innegable.
Setlist: Liquid Dream / Living In Your Head / Doomsday Machine / Into The Night
/ Eye Of The Storm / Broken Wings / Black Sun / Forgotten Past / Black Snake /
Come Back Life / Creature Of The Demon / Purple Sage
Se cerraba así un día
marcado por las caídas de cartel y el flojo nivel de las actuaciones en
comparación con ediciones anteriores. Julian Maeso, y en menor medida Kadavar, fueron
los únicos que lograron recibir elogios por parte del exigente público
asistente. Una asistencia que se vio claramente reducida y que reflejó el nivel
del cartel. Aun así, todavía nos quedaba el sábado, y ahí sí que se esperaban
grandes actuaciones.
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