Le
tocaba el turno al mejor día del festival para mi gusto, repleto de grupos de
hard rock y con la actuación final de la banda que más ganas tenía de ver en
esta edición, Aerosmith. Me dirigí
pronto hacia la entrada del recinto puesto que no quería volver a tragarme una cola
como el día anterior. Sin embargo, y a pesar de haber sold out igualmente, se
estuvo más cómodo dentro del recinto y no hubo que esperar casi nada para entrar al mismo.
LEZ ZEPPELIN
La
primera banda que veríamos sería una banda femenina de versiones de la
legendaria banda inglesa, Led Zeppelin.
Tenía bastante expectación puesto que se trata de una de mis bandas favoritas y
a la que tristemente no veré nunca en concierto.
Cuatro
atractivas mujeres salieron a escena para atacar los primeros acordes de Inmigrant Song, una propuesta atrevida
que ya me dio señales de lo que íbamos a ver. La banda no daba la talla y la
cantante era muy muy floja.
Para
colmo, la elección del setlist fue totalmente surrealista, marcándose un Dazed and Confused bastante pobre, pero
que duró cerca de 15 minutos. La guitarrista hizo uso del arco de violín,
imitando a un Jimmy Page que espero no estuviese entre el público.
Sin
apenas ya tiempo debido al alargado tema, finalizaron con versiones muy
descafeinadas de Rock and Roll y Black Dog, dejándonos un regusto muy
amargo. No llegaba a entender como una banda tan limitada tenía la oportunidad
de tocar en el escenario principal de un festival de esta magnitud.
MOS GENERATOR
Esperando
ver algo más digno pusimos pie hacía el Valley, donde les tocaba el turno a los
estadounidenses Mos Generator.
El
concierto me gustó mucho, de lo mejor que vería en ese escenario sin duda, y es
que ese stoner rock con ciertos toques hard, donde destaca la voz de Tony Reed, es el stoner que me gusta. Voz que en muchas ocasiones
me recordaba al cantante de Hogjaw.
Haciendo
un repaso a su ya extensa discografía, nos hicieron disfrutar y quitarnos el
sinsabor que nos había dejado la banda anterior. Tocaron varios temas de su
último trabajo, destacando el tema que da título al disco, Electric Mountain Majesty.
Con This is the Gift of Nature daban por
concluido un gran show, que al igual que muchos otros se nos hizo especialmente
corto. La verdad es que no sé hasta qué punto es positivo llevar 160 bandas a un
festival cuando solo los cabezas de cartel disponen de tiempo para realizar su
set completo.
SKID ROW
Raudo
y veloz deshice el camino andado y me presenté de nuevo en el Mainstage 1, donde una banda muy esperada
nos esperaba, Skid Row. No había
podido asistir a su gira en compañía de Buckcherry
por nuestro país, pero aquí tendría la oportunidad de ver a ambas bandas de
manera también consecutiva.
Con
el carismático Sebastian Bach fuera
de la banda desde hace muchos años, recaería sobre Johny Solinger la difícil tarea de defender los clásicos de la
banda estadounidense. Y sinceramente, creo que no cumplió el expediente y se le
quedó bastante grande dicho papel.
Tras
empezar el concierto con Let’s Go, de
su EP lanzado el año pasado, optaron por tirar de viejos clásicos del grupo.
Así, Big Guns, Piece of Me y 18 and Life
representaron al magnífico álbum debut de la banda, para continuar con Riot Act, de su legendario “Slave to the Grind”.
Y si
la banda no llegaba a transmitir lo esperado, el mal sonido terminó por
arruinar un concierto muy esperado por mi parte. Ni siquiera la tralla final
con Monkey Business, Get the Fuck Out y Slave to the Grind hizo que me animase. Y solo con un coreado Youth Gone Wild, mi canción favorita de
la banda y con la que cerraron el bolo, logré disfrutar un poco.
BUCKCHERRY
Le
tocaba el turno en el Mainstage 2 a
sus compañeros de gira, los también estadounidenses Buckcherry. Nos desplazamos apenas unos metros hacía la izquierda
para ver si con esta banda teníamos un poco más de suerte. Y gracias a Dios, la
tuvimos.
El a
veces discutido Josh Todd salió al
escenario con ganas de comerse el mundo, sin parar de moverse, de saltar y de
jalear al público. Para colmo, optaron por comenzar el concierto con uno de sus
mejores temas, sino el mejor, Lit Up.
Haciendo
un repaso de todos sus discos y con alguna sorpresa como un breve fragmento del
Big Balls de AC/DC, fue transcurriendo un concierto que nos hizo disfrutar y
bailar mucho. No esperaba que la banda me fuese a gustar tanto en directo y me
sorprendieron muy gratamente. Con la clásica Crazy Bitch cerraban un concierto muy bueno y divertido.
WALKING PAPERS
De nuevo
unos pocos metros a la derecha y aparecía justo delante nuestro el señor Duff McKagan, el legendario bajista de Guns n’ Roses que venía con su banda
actual para demostrar que tiene muchas cosas que decir todavía en esto de la
música.
Sin
embargo, y a pesar del buen hacer de Duff,
el gran protagonista del concierto fue el cantante y guitarrista Jeff Angell. Un frontman como la copa de
un pino, con una personalidad única y muy marcada, una forma de cantar y tocar
exquisitas y un saber estar digno de los más grandes. Me dejó totalmente
maravillado.
Fueron repasando las canciones de su único disco hasta la fecha, a la vez que presentaban temas de su próximo material. Con un estilo a medio camino entre el blues y el hard rock, no llegaba a convencerme del todo en estudio, pero en directo me pareció muy bueno y de muy buen gusto. Con canciones sentidas, coreables y donde la banda sonó muy conjuntada.
Tanto
Jeff como Duff hicieron uso de la larga pasarela que había colocado la
organización ese día, llegando incluso el primero a bajar al público (lástima
que bajo al lado contrario a donde nos encontrábamos) para cantar rodeado de
gente que estaba encantada con la actuación de los americanos. Grandísimo
concierto que hará que les preste mayor atención en disco.
EXTREME
Viendo
la disposición de la pasarela y la buena posición en la que me encontraba, tomé
la decisión de quedarme allí para tener un buen sitio en el concierto de Aerosmith. Una decisión que estuve a
punto de pagar caro a nivel físico y que tuvo el peaje de perderse los conciertos de Clutch y Monster Magnet (ambos resultaron ser muy buenos), pero de la que no
me arrepiento lo más mínimo.
Con
la botella llena de agua y bastante embutido en la mochila para ir aguantando
bien, esperé al sol junto a la valla hasta la actuación de Extreme. Una banda cuya gira continuaría por nuestro país
ejecutando íntegramente su disco más clásico, “Pornograffitti”. Sin embargo, el limitado tiempo del que disponían
en el festival, hizo que el show fuese más variado y repasase canciones de toda
su carrera.
Decadence Dance fue la encargada de
abrir el repertorio, con un Nuno
Bettencourt que estuvo, como siempre, impecable a las seis cuerdas y un Gary Cherone muy activo, que no paro de
correr y saltar, pero que estuvo un poco flojo de voz. El sonido, como en bolos
anteriores, volvió a no estar a la altura, desluciendo varios temas.
Canciones
como Comfortably Dumb o It (‘s a Monster) se iban sucediendo,
pero la banda no lograba que conectase plenamente. Llegaba el turno de su gran
hit, More Than Words, donde Nuno cogió la guitarra acústica y junto
con Gary se sentaron en sendas sillas
al borde del escenario. La canción, inesperadamente, sonó muy deslucida y a
pesar de la continua colaboración del público resultó ser una tremenda
decepción.
Continuaron
con varios temas más para concluir con Get
the Funk Out un concierto que no me dijo gran cosa y que provocó mi decisión
de no asistir a su concierto de la gira española.
STATUS QUO
Tras
presenciar por las pantallas uno de los mayores “Wall of Death” que he visto en mi vida, durante la actuación de Dagoba, llegaba la hora de una banda
clásica donde las haya, los ingleses Status
Quo.
Muchos
suelen tildar sus conciertos de verbeneros, pero la verdad es que el concierto
resultó ser muy divertido, bailable, coreable y sin duda alguna, uno de los
mejores del festival. Caroline, Paper Plane o Rock n’ Roll You sonaban estupendamente y hacían las delicias de un
público francés que no quitaba la sonrisa de su boca.
No
faltaron, por supuesto, clásicos como What
You’re Proposing, Big Fat Mama o
la archiconocida In the Army Now. El
frontman Francis Rossi parecía estar
viviendo una segunda juventud, sin parar de moverse y sonreír, y bien secundado
por Rick Parfitt y un John Edwards especialmente comunicativo.
El
concierto, que fue de un nivel muy alto, terminó de estallar con la traca final
donde sonaron la famosa Whatever You Want
y la clásica versión de John Fogerty, Rockin´All Over the World, donde el
público coreo el estribillo hasta la saciedad y que supuso un final de fiesta
inmejorable. La gente seguirá diciendo que es una verbena, pero bienvenida sea.
Muy grandes.
SOULFLY
Un
incomprensible cambio en la programación por parte de la organización, hizo que
Soulfly tomase el puesto de Deep Purple en el Mainstage 1. De tal modo, y tras llevar horas agarrado a la valla
lateral, tuvimos que tragarnos un concierto que siguió al pie de la letra el
nombre del festival, aquello fue un verdadero infierno.
La
banda brasileña encabezada por Max Cavalera
salió dispuesta a liarla y a crear un ambiente que ninguno de los que poblábamos
las primeras filas deseábamos. Max pedía continuamente la confección de “Circle Pits” y los franceses acataron órdenes,
levantando una polvareda tremenda que provocó tosidos y que la gente tuviera
que taparse la boca y la nariz con cualquier prenda. Para colmo, el
crowdsurfing volvió a hacer acto de presencia y fue una constante durante el
interminable show, que para colmo fue horrible.
DEEP PURPLE
Gracias
a Dios, lo que parecía que no iba a acabar nunca llegó a su fin. Y tocaba ahora
presenciar el concierto de Deep Purple
desde la lejanía y haciendo uso de la pantalla situada entre los escenarios
principales. Me dolió no poder ver de cerca a mi banda favorita, pero tras
haberles visto el año pasado en Hoyos del Espino, las preferencias eran otras.
La
banda salió a escena y pude comprobar que Ian
Gillan sigue en sus trece de querer hundir la imagen de la banda, con unas
gafas de sol rosas típicas de fiestas de barrio y con una camiseta sin mangas
que invitaba a pensar que acababa de venir de Torrevieja. Para colmo, si a nivel
vocal ya le vi muy flojo el año pasado, en esta ocasión estuvo aún peor.
La
banda, por el contrario, sigue sonando muy engrasada, con un Don Airey que hace no echar de menos al
malogrado Jon Lord y un Steve Morse ya asentado en la banda y
con un estilo muy diferente al de Ritchie
Blackmore, pero también muy válido. La base rítmica compuesta por Ian Paice y Roger Glover, se mantuvo sobria y potente como lo han hecho durante
toda su larga trayectoria.
El
acortado set solo tuvo representación de su último disco en Après Vous, encargada de abrir el
concierto, y Uncommon Man, ciñéndose
la banda en deleitar al personal con sus clásicos de toda la vida. No faltaron Into the Fire, Hard Lovin’ Man, la elegante Strange
Kind of Woman, un Lazy con una
magnifica intro a cargo de Don Airey,
un majestuoso e hipnótico Perfect
Strangers, una divertida Space
Truckin’ y un aclamado y coreado Smoke on the Water, que sonó mucho más
potente que en su versión en estudio.
Con
un pequeño extracto del Green Onions,
dieron paso al mítico Hush de Billy Joe Royal y a un Black Night final tan divertido como
siempre y que contó con un buen solo de bajo por parte de Roger Glover. Hubo gente que se quejó de los diversos solos, pero
señores, esto es Deep Purple y los
solos han sido siempre santo y seña de la banda. Una banda que sigue a gran
nivel musicalmente, pero a la que Gillan está condenando y manchando su imagen.
AEROSMITH
Ahora
sí, llegaba el ansiado momento. La actuación más esperada del fin de semana. La
banda liderada por los Toxic Twins estaba a punto de volarnos la cabeza a base
de trallazos de buen hard rock. Yo me había quedado ya sin agua y estaba
tremendamente agotado, pero no podía abandonar llegado ese momento.
Las
luces enfocaron un escenario con una pantalla gigante y donde la banda aparecía
repentinamente a ritmo de Back in the
Saddle. Un tema que no me esperaba en absoluto y que hizo que botase y
cantase sin parar. Para colmo, y como había previsto, Steven Tyler hizo uso de la pasarela y se pasó gran parte del
concierto a escasos centímetros de mi persona.
Otro
tema inesperado como la versión del Train
Kept A-Rollin’ de Tiny Bradshaw
desató a un público que abarrotaba el escenario principal y que se volvió loco
cuando comenzó a sonar Eat the Rich. Love in an Elevator y Oh Yeah, de su último disco en estudio,
dieron paso a una de las clásicas baladas de la banda, Cryin’, que la gente cantó apasionadamente.
En
este momento tuve un bajón considerable y estuve a punto de abandonar el
escenario, sin embargo, la potencia de Livin’
on the Edge, donde Tyler contó
con la colaboración de los miembros de Extreme,
y la majestuosidad de Last Child
hicieron que me lo replantease y terminara por quedarme a disfrutar de un
concierto que me estaba dejando boquiabierto.
Tras
el gran tema de uno de sus mejores discos, “Rocks”,
Steven Tyler se retiró del escenario
para dejar total protagonismo a un Joe
Perry que se mostró en plena forma y muy seguro con su instrumento. Así, Perry cantó Freedom Fighter mientras la pantalla mostraba un bonito video donde
el delgado guitarrista recorría las calles de una ciudad. La banda aprovechó también para celebrar el cumpleaños de su batería, Joey Kramer, regalándole una tarta y recibiendo la ovación de todo el público.
Otras
dos sorpresas como Same Old Song and
Dance y Rats in the Cellar
terminaron de convencerme de que lo que estaba viendo no lo iba a olvidar en
mucho tiempo. La banda estaba a un nivel espectacular y el setlist escogido
superaba con creces lo que me esperaba. Entonces llegó esa canción que echa por
tierra dichas palabras pero que hace estremecer a todas las jóvenes de las
primeras filas, I Don’t Want to Miss a Thing.
Sin
embargo, la banda no volvió a ejecutar ninguna balada más, cosa que agradecí
mucho, aunque más agradecí la ejecución del No
More No More de su gran clásico, “Toys
in the Attic”. La ya habitual versión del Come Together de The Beatles
precedió a otra sorpresa como Dude (Looks
Like a Lady), de un “Permanent
Vacation” que supuso el resurgimiento de la banda a mediados de los 80.
Llegó
entonces el momento de mi canción favorita de la banda y con la que suelen
cerrar sus conciertos antes de los bises, Walk
This Way. Un tema que canté, al igual que todo el público, y donde no dejé
de saltar y jalear. Pero quedaba otra sorpresa en forma de Mama Kin, otro de esos grandes clásicos de los mejores años de la
banda y que tan poco habituales venían siendo en sus últimas giras.
La
banda se retiró entre aplausos y gritos y la luz se apagó por completo. Entonces
comenzaron a subir un piano blanco y precioso al final de la pasarela, a escasos
metros de mi posición. Yo alucinaba y más lo hice cuando Steven Tyler se sentó en el mismo y comenzó a hacer sonar los
primeros acordes de la majestuosa Dream
On. Cuando el tema comenzaba su parte más contundente, Joe Perry se subió al piano para realizar un gran solo de guitarra
y terminar, junto con Tyler y unas
columnas de humo que comenzaron a salir de la pasarela, una representación inolvidable. No daba crédito.
Pero
ahí no quedaba todo, el bajista Tom
Hamilton se acercó al final de la pasarela y comenzó con los primeros
acordes de la maravillosa Sweet Emotion,
con la que definitivamente pusieron punto y final a un concierto que, sin
ninguna duda, fue el mejor de todo el festival. Mi cuenta con
los de Boston quedaba saldada y no podía ser de mejor forma.
Totalmente exhausto abandoné el escenario y me dirigí a los lavabos para beber un poco de agua, con una sonrisa de oreja a oreja que no pude quitar en horas. Todavía quedaba alguna que otra actuación, pero yo no quería escuchar nada más, por lo que me retiré poco a poco al camping para caer totalmente rendido en la tienda de campaña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario