Que un concierto es algo más que la
ejecución de una serie de canciones está claro, pero pocas veces queda tan
claro como sucede con Kiss. Los
años pasarán por todos sus miembros, las condiciones vocales fallarán cada vez
más, pero el espectáculo que ofrecen en cada uno de sus conciertos hace que
siempre se salga de ellos con una sonrisa de oreja a oreja. Un concierto que se convierte siempre en un espectáculo mastodontico donde prima la diversión y el buen rollo. Su reciente
visita a la capital española, como era de esperar, no iba suponer una excepción.
Con un Palacio de los Deportes, ahora conocido como Barclaycard Center, a reventar, y tras sonar el Good Times Bad Times de Led
Zeppelin de fondo, aparecían sobre el escenario 4 músicos ataviados con los
disfraces más característicos de la historia del rock. La ovación del público hacía
retumbar los cimientos del pabellón, los cuales se vinieron abajo cuando el
cuarteto de Nueva York arrancaba el show
con Detroit Rock City. La fiesta
comenzaba, y los fuegos, los petardos, las explosiones y los juegos de luces no cesaron hasta el final de la misma.
Desde ese primer momento ya se vio que
la voz de Paul Stanley está en las
últimas. Le costaba llegar a cualquier nota ligeramente aguda y sufría para
mantener la respiración en las estrofas más largas. Sin embargo, arropado por
sus compañeros y por un espectáculo visual magistral, la gente pronto dejó de
pensar en la flaqueza de sus cuerdas vocales y tal infortunio quedó un segundo
plano. Además, a modo de descanso, Starchild,
agradeció repetidamente el apoyo del público y se extendió en discursos que
llegaron a hacerse bastantes pesados, y donde demostró que conoce bien el
idioma castellano. Gracias a Dios, no consiguió romper el ritmo que llevaba el
show.
La primera mitad de concierto contó
con canciones más recientes como la pegadiza Psycho Circus o la “novedosa” Hell
or Hallelujah, e incluyó un pequeño set centrado en su disco “Creatures of the Night”. Pero lo más
llamativo fue la vuelta de tuerca que han dado al setlist, añadiendo más
piezas donde Gene Simmons se hace
cargo del micrófono. De esta forma, canciones menos habituales como Calling Dr. Love o Cold Gin se sumaron a clásicos como la espídica Deuce o la coreable I Love It Loud, y se entremezclaron con los temas donde Paul volvía
a retomar el protagonismo.
Sendos solos de guitarra y batería a
cargo de Tommy Thayer y un magnífico Eric Singer, supusieron un punto de
inflexión. A partir de ese momento, el concierto explotó definitivamente al
ritmo de los clásicos que nos llevan acompañando más de cuatro décadas. Pero no
solo eso, el espectáculo creció y nos dejó momentos memorables como el
interludio acaecido en la aclamada Lick
It Up, donde Paul y Tommy ejecutaron un largo pasaje del Won’t Get Fooled Again de The Who subidos en una plataforma de
varios metros de altura.
Tampoco faltó el característico solo
de bajo de Gene, con la sangre
corriendo por su boca y transmitiendo la imagen perfecta del demonio que
representa su traje, que culminó con su ascenso a una plataforma en lo alto del
pabellón para ejecutar un maravilloso e inesperado God of Thunder.
Ya encarando la parte final del set, una
tirolina transportó a Paul hasta el
otro extremo de la pista, surcando las cabezas de todos sus fans que estaban
literalmente fuera de sí. Desde la pequeña plataforma colocada al final del ruedo,
el frontman escupió un estratosférico Love
Gun que se erigió como uno de los puntos más álgidos de la noche. Tras un
breve solo y la inconfundible introducción de Black Diamond, retomaba el vuelo de vuelta al escenario mientras Eric Singer hacía las veces de Peter Criss a cargo de la voz principal
en una de las canciones más significativas de la banda.
Tras una corta retirada durante la
cual el gentío no dejó en ningún momento de gritar y aplaudir, los cuatro
músicos volvieron para dar por finalizada la velada con tres de los temas más
festivos y directos de su repertorio: el coreadísimo Shout It Out Loud, la discotequera I Was Made For Loving You y el gran clásico de la formación, la
inconfundible Rock and Roll All Nite.
Este último tema fue alargado hasta la saciedad y puso el cierre al show entre
confeti, con Gene y Tommy subidos a sendas plataformas en el
centro de la pista y con Paul
destrozando su guitarra sobre el escenario principal.
Un cierre perfecto para un concierto
que, aun mostrando las debilidades vocales de Stanley, constituyo un espectáculo
a la altura de muy pocas bandas (seguramente ninguna) y que hizo disfrutar al
variado público que allí se dio cita. I
WANNA ROCK AND ROLL ALL NITE AND PARTY EVERY DAY!!!
Fotos a cargo de gavitana (Foro Azkena Rock)
Setlist: Detroit Rock City / Deuce / Psycho Circus / Creatures of the Night / I
Love It Loud / War Machine / Do You Love Me / Hell or Hallelujah / Calling Dr.
Love / Lick It Up / God of Thunder / Cold Gin / Love Gun / Black Diamond //
Shout It Out Loud / I Was Made For Loving You / I Wanna Rock and Roll All Nite
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